El atrevido galancete llevó a la ingenua muchacha a un apartado paraje penumbroso donde solían juntarse las parejas. “¡Qué bueno que me trajiste aquí, Afrodisio! -dice con cándida alegría la muchacha-. ¡Me gusta oír el canto de los grillos!”. “No son grillos, Susiflor -le aclara el labioso galán-. Son zippers”... Le decía el cínico sujeto a un amigo: “No tomes nada en serio. Recuerda lo que dice la canción: ‘La vida es un cabaret”‘. “Sí, -responde el otro con voz sombría-. Y yo no tengo ni para pagar el cover”... Le comenta un tipo a otro: “Necesito hacer algo. En la casa mi mujer lleva los pantalones, mi hijo me agarra los trajes y las corbatas, y Hacienda me quitó hasta la camisa”. Le pregunta el amigo: “¿Y qué piensas hacer?” pregunta el amigo. “No sé -contesta el otro-. Supongo que tendré que volverme nudista”... El pobre chico aquel se veía triste y apesadumbrado. Un amigo le pregunta: “¿Qué te sucede?”. “Sufro mucho -responde con aflicción el otro-. Le propuse matrimonio a Rosibel, y me rechazó”. “Vamos, vamos, no te preocupes -trata de consolarlo el amigo-. Cuando una mujer dice que no, eso significa que a lo mejor sí”. Replica el lacerado: “Pero es que cuando me le declaré ella no dijo: ‘No’. Dijo: ‘¡Guácala!’”... Aquel hombre casó con mujer que en su soltería había corrido con fama de ligera. Quedó embarazada, y muy orgullosa le preguntó: “¿Qué esperas de este hijo que viene?”. Responde él: “Espero que sea mío”... En México no hemos aprendido aún a cuidar de la Naturaleza. No exageraría quien dijera que hemos hecho de este hermoso país un gigantesco basurero. La pobreza se traduce no sólo en suciedad del entorno, sino también en su destrucción. Y es que no hay mayor depredador que el hambre. Necessitas caret lege, decían los latinos. “La necesidad no tiene ley”. La gente, por el sonido de la frase, tradujo en modo macarrónico, y la traducción resultó mejor, más colorida: “La necesidad tiene cara de hereje”. Tres enemigos principales afronta el medio ambiente: la ambición, la ignorancia y la pobreza. Esta última representa el peligro mayor. La gente parece decir: “Primero comer que ser ecólogos”. En el sureste mexicano los campesinos queman los bosques para sembrar una parcela de maíz, sin saber que es mayor el daño que reciben de esas quemas que el menguado provecho que les da su efímera milpa. Si hubiera menos pobreza habría menos depredación. Bien podría decir un eslogan: “¡Salvemos las mariposas monarcas! ¡Vamos a crear empleos!”... El juez le preguntó al granjero joven por qué se quería divorciar. “Fui engañado al matrimonio” -responde el mocetón. “-¿Por qué engañado?” -quiere saber el juez. Explica el muchacho: “La escopeta con que me amenazó mi suegro no estaba cargada”... Un mexicano viajó a Madrid, pues le gustaba mucho la capital de España. Cuando se le acabó el dinero empezó a pasar apuros, hasta el punto en que llevaba ya varios días sin comer. Desesperado se puso a buscar trabajo. El dueño de un restorán le dice: “Tengo un puesto con sueldo de 400 euros al mes, pero es de pinche de cocina”. “Por esa cantidad -declara el mexicano-, la hago hasta de jijo de la tiznada”... La esposa de Capronio, sujeto incivil y majadero, estaba esperando familia. Fue con el ginecólogo y le dijo. “Mi esposo me pidió que le preguntara...”. “Sí, sí, ya sé -responde con una sonrisa el médico-. Quiere saber si puede usted seguir haciendo el sexo estando embarazada”. “No -responde la abnegada mujer-. Quiere saber si estando embarazada puedo seguir cortando el pasto del jardín”... FIN.
