A aquella madura señorita le decían “La melodía olvidada”. Ya nadie la tocaba... Este charro tenía fama de agarrado, de cicatero, de ávaro, de excesivamente ahorrador. Un día se presentó en el lienzo. “Don Avaricio -le dice otro jinete-. Trae usted una sola espuela. Se le olvidó ponerse la otra”. “No más compré una, pelao -responde don Avaricio-. He notado que cuando arranca una mitad del caballo la otra mitad arranca también”... Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo, iba por un callejón cuando vio brillar algo en la basura. Era una lámpara de forma extraña. Para limpiarla la frotó con la manga, y de la lámpara salió un genio de Oriente. “¡Gracias, amo! -exclama el genio-. ¡Me has liberado de mi prisión eterna! Voy a concederte tres deseos. ¡Pídeme lo que quieras!”. El borrachín no vacila. Le pide al genio: “¡Tráeme algo de beber!”. El genio hace una seña y aparece en las manos del borrachín una botella. “Esta botella -le dice el genio- te dará lo que quieras cada vez que bebas: tequila, brandy, ron, coñac, ginebra, vodka, whisky, champaña, vino... Puedes beber de ella cuanto quieras, y no sólo no se te acabará jamás, sino que ni siquiera descenderá el nivel del líquido”. El borrachín da un trago y exclama entusiasmado: “¡Fantástico! ¡Jamás había probado algo tan bueno!”. “Y ya te dije que nunca se te acabará -repite el genio-. ¿Cuáles son tus otros dos deseos?”. Exclama loco de gusto el borrachín: “¡Otras dos botellas iguales!”... A lo largo de la Historia las fronteras han servido para separar a los países, rara vez para unirlos. El nacionalismo exacerbado impone a los hombres diferencias en muchas ocasiones irreconciliables, y con frecuencia los lleva a graves conflictos bélicos que cuestan vidas, sufrimiento, destrucción. De nada han servido los organismos internacionales, y la paz y el entendimiento entre las naciones han parecido siempre utopía irrealizable. Pues bien: con la modestia que me es propia, y sin más pretensión que la de cambiar la Historia de la Humanidad, anuncio una nueva era de paz, de unión y de fraternidad entre todos los pueblos de la tierra, débiles y poderosos. ¿De dónde vendrá esa maravilla? ¿Del poder sublime de las religiones? ¡No! ¿Del imperio internacional de la Justicia y del Derecho? ¡No! Esa era de concordia y colaboración entre los pueblos la traerá la Ecología, es decir, la necesidad de que todas las naciones se unan, superando viejos conceptos de soberanía y de poder, para defender y salvar la casa común de todos, que es la Tierra. Si no, al tiempo, como dijo el tipo cuando le informaron que no había cerveza helada... El invitado a la fiesta dice con voz que se escucha en toda la habitación: “Aquella mujer que está allá es la más p... de la fiesta”. Un señor lo reprende muy enojado. “¡Joven! -le dice-. ¡Se olvida usted de que mi esposa está presente!”... En el bar un sujeto les ruega a sus amigos: “Por favor, no me digan ‘caón’ porque me duermo”. “¿Cómo que te duermes?” -se sorprenden ellos. “-Sí, -confirma el individuo-. Tengo un reflejo condicionado. Cuando era pequeñito mi santa madre me arrullaba en sus tibios brazos, y si después de un rato no me dormía se desesperaba y me decía: ‘¡Ya duérmase, caón!’”... La guapa chica, estudiante de Psicología, le dice al amigo que la acompañaba: “El sexo es enajenante”. “Estoy de acuerdo contigo -responde él-. ¿Qué te parece si nos enajenamos?”... Le reclama un sujeto a otro: “Me he enterado de que está usted cortejando a mi esposa. Y no lo niegue, porque bien sabe que lo que digo es cierto. Quiero decirle una cosa: si la sigue cortejando...”. “¿Qué?”- pregunta el otro, desafiante. Responde el marido con tono de amenaza: “¡Se la dejaré!”... FIN.