Mis cuatro lectores conocen bien a Empédocles Etílez, de profesión borracho. El otro día narró un suceso reciente de su vida de beodo. "Llegué a mi casa tarde -relató-, y muy entrado en copas. Cuando pasé por la sala el reloj de cucú sonó las 3 de la mañana. Suponiendo que mi mujer oiría la hora pensé rápidamente, e imité la voz del cucú otras nueve veces para hacerla creer que eran apenas las 12 de la noche. Me acosté muy orgulloso de mí mismo por haber ideado esa ingeniosa estratagema. Al día siguiente mi esposa me dijo: ‘Necesitamos un reloj nuevo’. Le pregunté: ‘¿Por qué?’. Respondió ella: ‘Anoche el cucú sonó tres veces y dijo: ‘¡Uta!’. Luego sonó otras cuatro veces, tosió, sonó dos veces más y soltó una carcajada. Enseguida sonó otras seis veces, pisó al gato y dijo: ‘¡Tiznada madre!’. Por último sonó dos veces más y se echó una flatulencia’"... Mañana saldrá aquí el tremebundo cuento intitulado "Nosce te ipsum", o sea "Conócete a ti mismo". Las personas con escrúpulos de conciencia deben evitar la lectura de esa historia, cuya truhanería es sólo superada por su salacidad... En el gris panorama de nuestra política destaca por propios méritos Beatriz Paredes. Una vez alguien me dijo en desmañado intento de elogiarla: "Es una mujer con inteligencia de hombre". Tonta alabanza es ésa. La dirigente nacional del PRI es una mujer con inteligencia de mujer, lo cual la hace ser más inteligente todavía. Recibió a su partido muerto y sepultado, y lo está haciendo resurgir después de la terrible debacle a que lo llevó Madrazo, desastre más grande aun que la derrota del 2000. El tino con que Paredes conduce los asuntos del priismo se evidenció al designar a mi paisano Enrique Martínez y Martínez delegado del PRI en el estado de México, el de mayor importancia política en la República. Con Enrique Peña Nieto de gobernador, esa entidad adquiere aún más relevancia, pues ese joven político tiene carrera promisoria y es uno de los mejores cuadros -así se dice ahora- con que actualmente cuenta el PRI. Seguramente Martínez y Martínez cumplirá cabalmente la misión que la dirigente de su partido le ha encomendado. Fue excelente gobernador de Coahuila; tiene una vasta experiencia en estas lides; es talentoso y conciliador. En el complicado tablero del ajedrez político hizo Beatriz Paredes una muy buena jugada... Don Algón sacó de su llavero una pequeña llave y la guardó en el cajón de su escritorio. "¿Qué llave es ésa?" -le preguntó su socio. Contesta don Algón: "Es la llave del cinturón de castidad de mi mujer". El otro se asombra: "¿Tu señora usa cinturón de castidad?". "Sí -responde don Algón-. Yo hice que se lo pusieran". "Perdona -dice el socio-. Tu esposa es muy buena persona, pero ciertamente no es una belleza. Para nada necesita usar cinturón de castidad". Explica don Algón: "Precisamente porque no es una belleza hice que se lo pusieran. De esa manera cuando me pide amor puedo decirle: ‘Lo siento, mi vida. Dejé la llave del cinturón en la oficina’"... Ovonio Grandbolier llegó tarde al trabajo, como siempre. Le indica su jefe: "Debió usted estar aquí a las 8". "¿Ah sí? -pregunta con interés Ovonio-. ¿Qué sucedió?"... Don Senilio acudió con el doctor y le dijo que no oía por el oído izquierdo. Después de examinarlo el facultativo tomó una pinza y le extrajo de ahí el objeto que impedía la audición: era un tampón para la higiene femenina. De inmediato don Senilio tomó su celular. "Permítame un momento, doctor -se disculpó-. Voy a llamar a mi mujer para decirle dónde está mi aparato auditivo"... FIN.