He aquí dos reglas para que un hombre alcance la felicidad. 1-. Es importante tener una mujer hacendosa que cuide de ti y tu casa; una mujer que con ternura te consuele en los trances amargos de la vida; una mujer inteligente que te aconseje en las cosas de tu trabajo y tus negocios; una mujer que sea buena en la cama y comparta tus fantasías sexuales. 2-. Es importante que esas cuatro mujeres no se conozcan nunca entre sí... AVISO. El cuento cuyo texto aparece al final de esta columna es un cuento muy majadero. Ni siquiera su título latino, "Nosce te ipsum" -"Conócete a ti mismo"-, alcanza a velar su reprochable picardía. Quien esto escribe tiene manga ancha en cosas de moralidad, lo cual le ha permitido transitar cómodamente por la vida. No obstante, se sorprende al ver que la prensa es capaz de publicar granujadas tan subidas de color como ésa. ¿A dónde va este mundo? ¿Ya no hay acaso religión? ¿Se perdió todo sentido del decoro? Lean mis cuatro lectores el supradicho cuento y juzguen por sí mismos si no tenía razón Oswald Spengler al hablar de "La decadencia de Occidente" (Untergang des Abendlandes)... La esposa de Babalucas lo vio muy concentrado en una tarea que al parecer no iba bien. Le preguntó: "¿Qué haces?". Responde él: "Estoy tratando de armar este rompecabezas, pero no avanzo nada. Ninguna pieza pega con la otra". La señora echa una mirada a la mesa y luego le dice al tonto roque: "Mejor ponte a hacer otra cosa, y vuelve a poner los Corn-Flakes en su caja"... Un señor se quejaba amargamente. "No sé qué hacer con mi perro San Bernardo -decía-. Lo enseñé a hacer sus necesidades en un periódico, y ahí las hace". Le pregunta alguien: "Y entonces ¿por qué te enojas?". Dice el señor, mohíno: "Las hace cuando lo estoy leyendo"... El profesor le pregunta a Pepito: "Si en una bolsa del pantalón tienes 100 pesos, y en la otra 50 ¿qué tienes?". Contesta Pepito: "Un pantalón que no es mío". El maestro se desconcierta un poco por aquella respuesta, pero insiste. "Te haré una pregunta más sencilla. Si tienes 50 pesos, y te pido prestados 30, ¿cuánto tienes?". Responde sin vacilar Pepito: "50 pesos"... Entró en la cantina un hombrón de estatura desmesurada y músculos tremendos. Con los brazos en jarras se plantó en medio del local y declaró en tono amenazante: "Todos los que están de este lado del mostrador son unos indejos". Se hizo un profundo silencio entre los parroquianos; ninguno osó responder al desafío del gigante. "Y todos los que están de este otro lado del mostrador -añadió el baladrón- son unos maricones". Del primer grupo se desprende un tipo. "¿Tienes algún problema?" -pregunta el toroso sujeto alzando los puños para pelear. "No, señor -responde el otro con delicada voz-. Lo que pasa es que estoy en el lado equivocado del mostrador"... He aquí el cuento que arriba se anunció, y cuyo nombre es "Nosce te ipsum", o sea "Conócete a ti mismo". Las personas de conciencia alquitarada deben suspender en este punto la lectura, pues la de ese vitando chascarrillo lastimaría grandemente su moralidad... Un señor fue con el proctólogo a fin de que le hiciera un examen. El especialista le ordenó que se desvistiera todo y se pusiera sobre una camilla en posición de perrito, o sea a gatas. Procedió enseguida a atarlo de pies y manos a la camilla, y empezó a examinarle la correspondiente parte. Al hacerlo comenzó a decir: "Tranquilo, Juan, tranquilo". Seguía el médico el examen y añadía: "Calmado, Juan, calmado". El paciente le dice, algo molesto: "Estoy calmado y tranquilo, doctor. Y no me llamo Juan". Responde el facultativo: "El que se llama Juan soy yo, amigo. Y me conozco"... (No le entendí)... FIN.