"A ver, Pepito -pregunta la maestra-. ¿Qué quiere decir la palabra ‘meticuloso’?”. Pepito piensa unos momentos y luego arriesga la respuesta: "¿Es un supositorio?”... Un señor fue a la capital a tratar un asunto de orden administrativo. Para eso debía entrevistar a varios funcionarios públicos. Ya se sabe lo que es eso: antesalas; evasivas, vueltas y más vueltas. En tales andanzas el señor se topó con un amigo suyo, capitalino, y éste lo invitó a una fiesta. Ahí conoció a una muchacha de opulentos encantos corporales. Entabló conversación con ella, y después de llevarla al jardín le propuso que lo acompañara a pasar un agradable rato en su hotel. La muchacha le respondió sencillamente: "No”. Al oír aquello el hombre cayó privado de sentido. La chica, asustada, logró después de un rato que el individuo volviera en sí. "¿Por qué te desmayaste? -le pregunta-. ¿Tanto así te afectó mi negativa?”. "No, -responde el tipo-. Me desmayé porque es la primera vez en dos semanas que alguien me da una respuesta definitiva”... El resultado del congreso perredista evidencia que los dioses ciegan a quienes quieren perder. No sé qué extraño dios quiera hacer que el PRD caiga aún más de lo que ya ha caído ya, pero el caso es que el perredismo se empecina en los mismos errores que lo han llevado al estado de postración en que se encuentra hoy. Ninguna enseñanza útil han sacado los perredistas de los recientes descalabros electorales que han sufrido; siguen culpando a fuerzas oscuras -el eterno "compló"- de los daños que ellos mismos se han causado. La aparente unidad mostrada por las pugnaces tribus perredistas es sólo disfraz forzado por las circunstancias. La verdad es que todos los grupos están a punto del enfrentamiento, y sólo el miedo a ser tildados de traidores detiene a algunos militantes en su anhelo por cortar sus ataduras con el lópezobradorismo y buscar nuevos caminos que se aparten del ya gastado discurso lamedor de heridas. En ese contexto el abrazo que se dieron Ebrard y AMLO fue sólo un medio abrazo. Y es que ahora los dos aspiran a lo mismo. El ex candidato perredista piensa que puede -y debe- ser otra vez el candidato. Por su parte, Ebrard, con su mentor Camacho y sus adictos, supone que López Obrador es ya cartucho quemado, y que ahora le toca el turno a él. Hoy por hoy los dos se usan mutuamente; pero día llegará en que su unión se haga imposible, a menos que uno de ellos ceda en su pretensión, lo cual se antoja cosa muy difícil. Al tiempo... En la oficina una secretaria le dice a otra: "Ya no aguanto a mi jefe. Tiene la mala costumbre de comer con los dedos”. "¿Y eso a ti qué te importa?” -le pregunta la otra. "¿Que qué me importa? -se indigna la primera-. ¡Vieras cómo me deja las medias!”... A la una de la mañana el padre de familia baja por la escalera sumamente enojado y dice al novio de su hija, que estaba con ella en la sala: "Jovencito: ¿sabe usted qué horas son?”. "No se preocupe, señor -responde el jovenzuelo alegremente-. Vivo aquí cerquita”... En su merienda semanal las señoras intercambiaban comentarios sobre la capacidad amatoria de sus respectivos esposos. Pregunta una de las señoras a otra: "¿Cada cuándo tu marido te hace el amor”. "Cada semana” -responde la aludida. Le pregunta a otra: "¿Y el tuyo?”. "Cada mes?”. "¿Y el tuyo?”. "Cada dos meses”. "¿Y el tuyo?”. "El mío cada año”. Una señora guardaba silencio. Se le veía triste y apesadumbrada. "Y el tuyo -le preguntan las otras- ¿cada cuándo te hace el amor?”. Responde la señora, desolada: "Una vez por sexenio. Y ya me debe de Miguel de la Madrid p’acá”... FIN.