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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El momento solemne de intercambiar los votos matrimoniales ha llegado. Pregunta el oficiante al novio: "¿Acepta usted por esposa a la señorita Rosibel?”. "Sí, acepto” -dice con emoción el novio-. "¿Acepta usted a Leovigildo como su legítimo esposo?” -pregunta a la muchacha-. "Sí, acepto” -contesta ella-. "-Siendo así -declara entonces el ministro-, los declaro marido y mujer”. En ese momento se oye que Rosibel le pregunta a su flamante esposo: "¿Ahora sí, Leo, ya puedo dejar de tomar las píldoras?”... El recién casado llegó con su noviecita a la habitación del hotel donde pasarían la noche de bodas. El muchacho había brindado en la recepción de bodas un poco más de lo debido, y por ello no atinaba a poner la llave en la cerradura. Inútilmente lo intentaba una y otra vez. La chica entonces se impacienta y le dice a su achispado cónyuge: "Oye, Damasio: con esa puntería que traes, ¿no crees que debemos dejar esto para después?”... Éste era un tipo que tenía un caballo blanco. Montado en él pasaba cierta tarde por la calle principal del pueblo cuando vio a una mujer que estaba en la puerta de su casa. Ella se le quedó viendo al jinete, y le sonrió. El tipo volvió a pasar. La mujer entró en su casa y le hizo una seña como invitándolo a llegar. El tipo amarró su caballo y llamó a la puerta de la casa. "¿Quién es?” -se oye decir a la mujer desde adentro-. "Soy yo -responde el tipo-. El del caballo blanco”. Dice la mujer hablando desde el interior: "Estoy solita en la casa: Mi marido regresa hasta mañana. Me siento muy sola. La puerta está sin el pasador y en estos momentos me estoy bañando”. Dice entonces el tipo muy molesto: "¡Uh! ¡Vieja pretextosa!”. Y muy enojado montó en su caballo y se fue... El acto por el cual el Presidente acudirá al Congreso a fin de cumplir la disposición constitucional de entregar un informe de sus actividades, puede ser otra vez ocasión para que los empecinados negadores de la institucionalidad renueven sus ataques. La verdad, los ciudadanos están cansados ya de esas demostraciones. Quieren que los diputados y senadores se pongan a trabajar, en vez de seguir entregados a sus pugnas. Ningún fruto puede salir de un Congreso así, cuyos integrantes miran más a su propio interés, y al del partido al que se deben, que al bien de la comunidad nacional... La señora encontró llorando a su joven y curvilínea criadita. "¿Qué te sucede, Mary Thorn? -le pregunta-. ¿Por qué lloras así?”. "¡Es que me voy a morir, señito!” -responde la muchacha entre sollozos. "¿Que te vas a morir? -se asusta la señora-. ¿Quién te lo dijo?”. "El señor -responde la muchacha sin dejar de llorar-. Me acaba de decir: ‘De esta noche no pasas, chula”‘... Aquel forzudo tipo entró en la cantina vistiendo ropas de karateca. Se plantó en la barra y comenzó a ver a todos con aire de perdonavidas. Un borrachito va hacia él y le dice: "Perdone, joven. Con todo respeto: ¿es usted karateca?”. "Sí -responde con aire feroz el individuo-. ¿Pa’ qué soy bueno?”. Pregunta el borrachín: "¿Quiere que le enseñe algunos golpes?”. "¡Ya vas!” -responde amenazante el karateca colocándose en posición de ataque. El borrachito se quita entonces el sombrero y humildemente enseña la cabeza, llena de chichones, moretones y descalabraduras. "Mire -dice muy compungido-. Me los hizo anoche mi mujer”... FIN

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