Himenia Camafría, madura señorita soltera, fue a una perfumería. Le pide a la encargada: "Quiero un aroma que atraiga a los hombres". La muchacha le informa: "Nos acaba de llegar este perfume. Se llama ‘Quizá’". Replica la señorita Himenia: "No quiero uno que se llame ‘Quizá’. Quiero uno que se llame ‘A huevo’"... Un turista norteamericano se perdió en las highlands de Escocia. Después de varios días de andar sin agua ni alimento por aquellos nebulosos páramos, se topó con un escocés que fumaba su pipa al pie de un árbol. "¡Gracias a Dios que lo hallo! -exclama con emoción el desdichado-. ¡Tengo una semana de andar perdido!". Responde calmosamente el escocés: "¿Hay alguna recompensa para el que lo encuentre?". "No" -se desconcierta el norteamericano. "Entonces -le dice el escocés-, todavía anda usted perdido"... En un rato el rito se hizo reto y quedó roto. Pido perdón por ese lamentabilísimo juego de palabras, pero me sirve para ilustrar cómo al principio mismo del ejercicio democrático se quebró la solemnidad de aquella hierática liturgia que era el Informe del Presidente, y el acto se volvió ocasión de pugna y mutuos desafíos entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo. Los debates de los partidos sobre ese huero acto, vacío ayer y ahora de verdadera significación, tienen un sospechoso parecido con aquellas famosas "discusiones bizantinas", ejemplo clásico de inutilidad. Graves problemas tiene México que reclaman reformas necesarias y urgentes. En vez de ocuparse en eso los políticos andan a dimes y diretes; se amagan unos a otros y discuten interminablemente sobre un acto que al 99.99 por ciento de los mexicanos les importa un bledo, por no decir pura chileta. La verdad, estamos hartos de politiquería. Sufrimos una plaga de politicastros que forman ya una clase o casta que gravita onerosamente sobre los ciudadanos. ¿Nunca han pensado esos señores -y señoras- en ponerse a trabajar?... Un tipo consiguió trabajo en un club nudista. El primer día se deleitó en la contemplación de las hermosas chicas que tomaban el sol en peletier, o sea al natural. "Estoy feliz" -le comentó a un compañero. Responde éste: "Y más feliz estarás el viernes, cuando te paguen". El otro se sorprende. "¿Qué también me van a pagar?"... El conejito estaba en su jaula del laboratorio donde se hacían experimentos para comprobar los daños mortales que el tabaco causa. Un día alguien olvidó cerrar la jaula. El conejito escapó del laboratorio, y andando andando fue a dar a un verde prado en el cual triscaban varios conejitos silvestres. Ellos recibieron muy bien al visitante; lo llevaron a un campo vecino donde crecían lechugas y zanahorias. Ahí el conejito de laboratorio se dio un atracón. Luego lo condujeron a otro campo lleno de conejitas. Ahí se dio otro atracón. "¡Esto es vida! -exclamó feliz el conejito-. ¡Me quedaré con ustedes para siempre!". No pasó ni una hora, sin embargo, cuando el conejito les anunció a sus nuevos amigos: "Me voy. Regreso al laboratorio". "¿Cómo? -se sorprende uno-. Acabas de decir que te quedarías para siempre con nosotros. ¿No te gustaron las lechugas y las zanahorias? ¿No te gustaron las conejitas?". "Sí -responde el conejo de laboratorio-. Pero ya no aguanto las ganas de fumarme un cigarrito"... Un alemán, un inglés y un árabe charlaban en un bar. Dice el germano: "Soy padre de 10 hijos. Uno más y tendré algo parecido a un equipo de soccer". Dice el británico: "Soy padre de 14 hijos. Uno más y tendré algo parecido a un equipo de rugby"... Y dice el árabe: "Soy esposo de 17 mujeres. Una más y tendré algo parecido a un campo de golf"... (No le entendí)... FIN.
