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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Desde que me propuse orientar a la República, modesta labor que cumplo cada día en la escasa medida de mis posibilidades, no ha faltado quién me pida extender esa tarea orientadora a otras instituciones, ya mundiales, ya pertenecientes sólo a nuestro ámbito continental. Con pena y todo -como decía la esquela funeraria que unos jotitos hicieron imprimir en mi ciudad a fin de participar la muerte de uno de sus compañeros-, con pena y todo, digo, he tenido que declinar la invitación. No puede uno andar orientando a diestra y siniestra. Después vas por la calle y no falta quién te señale con el dedo y diga: "-Mira: ése anda orientando a diestra y siniestra". ¿Qué necesidad tengo? Hoy, sin embargo, me veo en la necesidad de orientar a la OIT, Organización Internacional del Trabajo. Ha puesto en vigor un lema que a la letra dice: "Más y mejores trabajos para las mujeres". Propongo un cambio mínimo: "Más y mejores mujeres para los trabajos". El cambio es pequeño, pero significativo, como dijo Christian Jorgensen cuando se convirtió en Christina Jorgensen. Si se le da un trabajo a una mujer por el sólo hecho de ser mujer, eso es tan discriminatorio como darle un trabajo a un hombre por el sólo hecho de ser hombre. Se debe eliminar de la ley y la costumbre toda práctica que atente contra el derecho de la mujer a optar, en igualdad de condiciones, a los mismos empleos que los hombres pueden alcanzar. Pero la mujer no necesita de un nuevo paternalismo -que sería otra forma de discriminación- que la favorezca o ponga en situación de privilegio frente al varón. Éste y aquélla han de ser vistos como personas, más allá de condiciones de género. En eso consiste la verdadera igualdad entre los sexos, salvadas sus hermosas, necesarias, útiles y placenteras diferencias. Aprovecho la ocasión para proponer la implantación entre nosotros de un nuevo derecho para la mujer. Ese derecho se llama en inglés woo. Tal palabra significa invitar, solicitar, y, más concretamente, buscar el afecto de alguien para fines de matrimonio. En 1288 se promulgó en Escocia una ley: "Se ordena por su muy bendecida Majestad la Reina que cada año bisiesto todas las doncellas, tanto de alta como de baja condición, tengan la libertad de hablar con el hombre que a cada una le plazca, y solicitarle matrimonio. Si él se rehúsa se le aplicará una multa conforme a su riqueza y calidad, a menos que demuestre que ya está comprometido con otra dama, en cuyo caso quedará exento de la obligación". Propongo la instauración de esta ley en México. Contribuiría a fortalecer la igualdad -hasta donde cabe- de los sexos, de modo que no sean nada más los hombres quienes propongan matrimonio a las mujeres, sino que ellas tengan también la misma facultad. Así podría decir uno: "-Fulanita me propuso matrimonio. ¡Y yo que pensé que me buscaba con buenas intenciones!"... La muchacha le salió a su novio policía con la novedad de que tendrían que casarse antes de lo previsto. "-¿No tomaste ninguna precaución?” -se espanta el novio-. "-No, -responde ella-. Como tú eres el experto en seguridad...” "-Pepito -dice el profesor revisando el examen del precoz infante-. ¿Cómo que el hombre tiene dos huesos!”. "-¿Ah, vaya! -dice Pepito-. ¡Huesos!”... La elegante, pero casquivana chica, se molestó por el regalo que le hizo su amigo de turno. "-Oye, Pecunio -le dice con un mohín de enojo-. El abrigo de pieles que me diste no es exclusivo”. "-Ay, sí -contesta burlón el individuo-. Y a poco lo que me diste tú si es”... FIN

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