Le dice un señor a otro: "Si supiera que mi mujer me engañaba, me moriría”. El otro se levanta. "¿A dónde vas?” -pregunta el señor muy sorprendido. Y contesta el amigo: "A darle el pésame a tu esposa”... "Mi mamá es una romántica incurable -le dice la joven señora a una amiga-. Ahora que me voy a divorciar insiste en que lleve el mismo vestido con que se divorció ella”... Doña Cebilia, mujer muy alta y gorda, iba atravesando el parque. El día era canicular; un inmisericorde sol de plomo caía, despiadado. De pronto se percató la obesa dama de que un sujeto la seguía. Apresuró el paso, y el hombre lo apresuró también. Lo hizo más lento y el tipo caminó también más lentamente. Molesta y asustada al mismo tiempo doña Cebilia se detiene y hace frente al sujeto. "¡Óigame! -le dice con voz que quería ser muy firme-. ¡Si continúa siguiéndome voy a llamar a un policía!”. "¡Por favor no lo llame, señora! -gime el hombre-. ¡Es usted la única sombra que hay en todo el parque!”... El agente de seguros llegó a la oficina a la hora en que todos habían salido a comer. Le llamó la atención ver a un perrito que erguido sobre sus patitas traseras barría los pisos, limpiaba las cubiertas de los escritorios, lavaba las ventanas y se ponía por último a archivar cartas. En una de ésas voltea el animalito y ve al agente vendedor. "No hay nadie -le dice-. Todos salieron a comer”. El hombre casi se cae de espaldas al oír hablar al perro. "¿Hablas?” -exclama estupefacto-. "Sí -responde el gozque-. Pero no se lo vayas a decir a mi jefe, porque es capaz de ponerme también a contestar el teléfono”... Gorrosina, la madura tía soltera de Pepito, lo estaba reprendiendo como de costumbre: "¿Cómo es posible que no sepas quiénes son los seis últimos presidentes de México? ¡Cuando yo estaba en la escuela podía citarlos a todos de memoria!”. "¡Uh, qué chiste! -replica Pepito-. ¡Cuando mucho había tres!”... A mediados del pasado siglo un reportero del “Times” de Londres le preguntó a Churchill: “¿Qué opina usted, sir Winston, de la afirmación según la cual las mujeres dominarán el mundo en el siglo 21?”. Preguntó Churchill a su vez fingiendo asombro: “¿También en ese siglo dominarán?”. Yo reconozco igualmente el amable dominio que la mujer ejerce en nuestras vidas, sin el cual el mundo y cada hombre perderían su centro. Debemos considerar, no obstante, las desventajas reales que afrontan las mujeres tanto en su casa como más allá de la vida familiar. Con eso de la liberación femenina la mujer ha acabado por trabajar doble jornada: la que cumple para aportar algo al presupuesto familiar y la que luego en su hogar debe cumplir para tenerlo en orden y atender a su esposo y a sus hijos. Por eso es necesario dar impulso a la justa aspiración de la mujer por figurar en todos los órdenes del quehacer comunitario. Digo todo eso para exhortar a los norteamericanos a votar por Hillary Clinton en la próxima elección presidencial. Si alguien me dice que posiblemente la mujer no está capacitada todavía para gobernar la nación más poderosa del mundo, yo le diré que Bush ha demostrado palpablemente la incapacidad del hombre... Un mexicano se arriesgó a ir en su automóvil por un bosque de Transilvania. Lo hizo en la noche, a pesar de que muchas voces prudentes le avisaron que por esos parajes se aparecía Drácula. Iba el viajero por el bosque cuando su vehículo sufrió un reventón de llanta. Bajó a cambiarla el mexicano, y en eso estaba cuando ¡flap, flap, flap!, apareció el vampiro mostrándole los agudos colmillos en actitud amenazante. El viajero había oído decir que el signo de la cruz repele al vampiro y lo hace retroceder. Así pues tomó la cruceta y se la puso enfrente a Drácula. "Ésa no vale” -rugió el conde sin dejar de avanzar-. "¡Sí vale, caón!” -dijo el mexicano-. Y así diciendo la emprendió a golpes de cruceta contra el infeliz vampiro, que huyó despavorido lanzando maldiciones en su idioma... FIN.