La historia que voy a contar ¿es verdadera? No lo sé. Algunos la dan por buena; otros la juzgan mentirosa. Yo digo que ni siquiera la pura verdad es verdad pura. Juzguen mis cuatro lectores si el relato es apócrifo o no... En cierta ciudad se abrió una tienda donde las mujeres podían comprar marido escogiéndolo entre una gran variedad de hombres. La tienda constaba de seis espaciosas salas numeradas del uno al seis. Los atributos, cualidades y virtudes de los hombres que en ellas se encontraban iban aumentando conforme se avanzaba por las sucesivas salas. En cualquiera de ellas las mujeres podían seleccionar esposo. Había, sin embargo, dos condiciones que las clientas se obligaban a cumplir. Primera: sólo podían entrar una vez en la tienda. Segunda: podían escoger marido en cualquiera de las salas, o podían elegir pasar a la siguiente sala, pero no se les permitía volver sobre sus pasos: una vez hecha su elección debían salir forzosamente por la puerta de la sexta sala. Como es fácil suponer, una ingente multitud de mujeres se agolpó frente a las puertas del establecimiento el día de la inauguración. Se habían repartido previamente boletos numerados, y el personal de la tienda hizo pasar a la clienta que tenía el número uno. Entró la mujer y fue conducida a la primera sala, en cuya puerta había un letrero: "Los hombres de esta sala son muy guapos". Pensó la clienta que aquella cualidad por sí sola no era suficiente para escoger marido. Pidió, pues, que la llevaran a la segunda sala. En la puerta vio este letrero: "Los hombres de esta sala son muy guapos, y son además románticos y detallistas con sus esposas". La mujer se dijo que tampoco eso era bastante. Hizo que la condujeran a la tercera sala. Ahí el letrero decía: "Los hombres de esta sala son muy guapos, y son románticos y detallistas con sus esposas, pero además no tienen vicios; son honestos y decentes". Pensó la clienta que las cosas iban mejorando. Consideró, sin embargo, que tampoco eso daba la medida del marido ideal. Pidió por tanto que la llevaran a la cuarta sala. Su puerta ostentaba este letrero: "Los hombres de esta sala son guapos, románticos y detallistas con sus esposas; no tienen vicios; son honestos y decentes, y además son trabajadores, responsables y excelentes proveedores". ¡Fantástico! dijo la mujer para sí. Pero algo mejor debía haber aún, pensó. Así, pidió que la llevaran a la quinta sala. El letrero de la puerta decía: "Los hombres de esta sala son guapos, románticos y detallistas con sus esposas; no tienen vicios; son honestos, decentes, trabajadores, responsables, excelentes proveedores, y además les gustan los niños, ayudan en los quehaceres de la casa, no piensan nunca en ninguna otra mujer, no salen con sus amigos, no juegan dominó ni golf, no ven el futbol en la televisión, y jamás olvidan el cumpleaños de su esposa ni su aniversario de bodas, y van a la iglesia". ¡Caramba! ponderó la clienta. ¿Qué más podía pedirse en un hombre? ¡Los de la quinta sala eran la perfección viviente! Debía escoger uno de aquí, consideró. Pero estaba todavía la sexta sala. ¿Por qué conformarse con uno de la quinta? Pidió, pues, que la llevaran a la siguiente sala, y entró en ella. Para su sorpresa la encontró vacía. En la pared sólo había un letrero que decía: "Tenemos 100 mil tiendas como ésta en todo el mundo, para que las mujeres puedan escoger marido. Usted es la visitante número 456.780.965. Sin excepción todas han llegado hasta la sexta sala, donde, como ve usted, no hay ningún hombre. La sala existe sólo como prueba de que ningún hombre puede reunir todas las cualidades que una mujer espera hallar en su marido. Gracias por su visita"... ¿Es cierta o falsa esta historieta? Decídanlo mis cuatro lectores (y lectoras)... FIN.