En el automóvil, estacionado en solitario y romántico paraje, le dice el novio a la muchacha: “Está la noche tan oscura que no puedo verme la mano”. Responde ella: “Y ahí donde me la tienes puesta menos la vas a ver”... El riquísimo petrolero texano sintió en su oficina un amago de catarro, y estornudó. Le ordena a su secretaria en tono perentorio: “¡Rápido, Miss Boobs! ¡No se quede ahí parada! ¡Vaya y cómpreme un hospital!”... Empédocles Etílez llega a la cantina. Le dice al cantinero: “Mi esposa me envió a cambiar este billete de 500 pesos. ¿Tienes cambio?”. “Sí, sí tengo -dice el afable barman-. ¿Cómo lo quieres?”. Contesta el borrachín: “Dame 200 pesos en billetes de 50, y el resto en tequilas dobles”... Llegó un OVNI a la Tierra, y por primera vez la gente pudo ver cómo eran los marcianos. Los entrevista un reportero: “¿Todos en Marte tienen antenitas, como ustedes?”. “Sí -responden los marcianos-. Todos”. “¿Y todos tienen pies con aletas, como ustedes?” -vuelve a preguntar el entrevistador. “Sí, todos”. “¿Y todos -inquiere nuevamente el periodista- tienen ocho manos, como ustedes, y esos preciosos anillos, y esas cadenas finísimas, y esos relojes de oro?”. “No -responden entonces los marcianos-. Eso nada más nosotros los políticos”... A estas alturas nadie duda ya de que la secretaría de la Función Pública ha de hacer una investigación a fondo sobre los bienes -y los males- de Vicente Fox y Marta Sahagún, esa lamentable ex “pareja presidencial” que en tan grande incomodidad se ha convertido para el régimen de Felipe Calderón. Algunos observadores piensan que buena parte de esa investigación habría de centrarse en la fundación “Vamos México”, pues se atribuye a la señora mayor apetito de dinero y de poder que el del señor. En difícil situación han puesto ambos al presidente actual. Parecen provocadores dedicados a estorbar la gestión del michoacano y a poner sombras en su Administración. Hay quienes juzgan que es hora ya de frenar a esos erráticos personajes, pues a Fox parecen interesarle más los dólares que percibe como conferencista -hágame usted el refabrón cavor- y como autor de libros -hágame usted el refabronsísimo cavor- que el bien nacional, y por su parte la señora no parece darse cuenta del mal que con su conducta ha hecho y sigue haciendo. La verdad, a estas alturas ya son mayores los problemas que causa con sus ires y venires la inconsciente -pero nociva- parejita de San Cristóbal, que las dificultades que provoca con sus venires y sus ires el nocivo -pero inconsciente- López Obrador... Conversaban dos señores sobre sus problemas domésticos. “Ya no aguanto a mi mujer -decía uno-. Cada vez que salimos me hace una escena porque veo a las muchachas bonitas. ¿A ti no te sucede lo mismo?”. “No -responde el otro-. A mi señora no le importa dónde se me despierte el apetito, con tal de que coma en mi casa”... “Mi novio es muy atrevido -le contaba una chica a su amiga-. Anoche le dije que me besara la mano como premio porque me regaló unos guantes”. “¿Y eso qué tiene de malo?” -se asombra la amiga. Contesta la muchacha: “Hoy me trajo a regalar un juego de ropa interior”... Anuncia el científico en el laboratorio: “Señores: acabo de inventar un insecticida afrodisíaco para moscas”. “Y eso ¿las mata?” -pregunta alguien. “No precisamente -responde el científico-. Pero puedes cazarlas con el matamoscas de dos en dos”...... El joven marido, apasionado del ejercicio físico y la gimnasia, hacía “lagartijas” antes de ir a dormir. Su mujercita, que estaba ya en la cama, le dice con sugestiva voz: “Oye, Forcino: ¿por qué no vienes a hacer tus lagartijas arriba de mí? Así matamos dos pájaros de un tiro”... FIN.
