Aquel granjero tenía unas cuantas semanas de casado con la apetecible, curvilínea muchacha. Un día el enamorado estaba trabajando cerca de la casa cuando oyó que su mujercita lo llamaba. En dos segundos llegó a la casa a todo correr. Iba aventando prendas de ropa por todos lados. La muchacha le dice sorprendida: "¡Ay, Vehemencio! No sé tú qué oíste, pero yo lo único que grité fue: ‘¡A comer!”‘. ... El político en campaña pensó que no sería mala idea, ahora que iba en campaña al campo, la de comprarse un burrito y visitar a los campesinos montado en él. De seguro el simpático detalle agradaría a sus electores. Así, se compró un jumento, y después de ponerle una gualdrapa que decía: VOTE POR ASTASIO, montó en él y se dirigió al rancho más cercano. Cuando llegó lo detuvo un ranchero anciano que tomaba el sol recargado en la pared. "¿Qué anda haciendo, amigo?” -le pregunta. "Ya lo ve -responde el político desde su burro-. Aquí, en busca de votos. ¡Vote por Astasio!”. "Votaré por él -replica cachazudamente el campesino-. Pero dígame: ¿cuál de los dos es Astasio?”... En la cantina dos majaderos individuos hicieron una apuesta singular. "Te apuesto -dice uno de ellos-, a que tu señora trae choninos negros”. "Generalmente los usa blancos -dice el otro-, de modo que acepto la apuesta”. Cuando el majareta llega a su casa, va directo a la recámara, donde su mujer dormía ya, y levanta la sábana. "¡Caramba! -exclama-. ¡Negros!”. De abajo de la cama salen tres morenos. "¡Ella nos invitó, chico! -le dicen-.¡Ella nos invitó!”... Todo indica que el llamado “gasolinazo” será conocido como “el error de septiembre”. El anuncio que se hizo sobre el alza en el precio de la gasolina provocó un inmediato aumento en otros precios, y eso obligó al Presidente Calderón a corregir el paso dado. Lo peor de todo que a ese aumento seguirá otro cuando la elevación en el precio del combustible se haga efectiva. Es de temerse que el control de la inflación se descontrole; todo por un manejo errático en este aumento, que de haber sido manejado con mayor habilidad no habría provocado quizá los efectos que se han visto... Casó un forzudo individuo con una joven timorata. La noche de bodas el toroso recién casado se mostró al natural ante su inexperta mujercita. “Mira -le dice haciendo ostentación de su musculatura-. ¡80 kilos de pura dinamita!”. Al escuchar y ver aquello la joven desposada salió a todo correr de la habitación, a medio vestir, como ya estaba. Él se cubrió con una bata y la siguió hasta el lugar donde se había refugiado. “¿Por qué escapaste del cuarto?” pregunta el novio muy desconcertado. Responde ella, asustada: “Es que me dio miedo ver tanta dinamita, y la mecha tan corta”... (No le entendí)... Viene ahora un cuento de color subido. Las personas a quienes los cuentos de color subido les provoquen urticaria moral deben saltarse en la lectura hasta donde dice FIN... La oficina de reclutamiento estaba en el segundo piso, y el departamento de exámenes médicos en el primero. Un muchacho no quería ser reclutado por el ejército, y alegó ante el médico que era casi ciego. El doctor le pidió que se desvisitiera. “¿Necesito desvestirme para que me examine la vista?” -preguntó el joven, desconcertado. “Sí” -responde el médico. Enseguida hizo que una linda enfermera pasara caminando provocativamente frente al joven. "¿Qué ves?” -le pregunta. "Solamente un bulto” -responde el muchacho. "Bien -concluye el médico-. Quizá tus ojos vean sólo un bulto, pero otra parte tuya está apuntando directamente a la oficina de reclutamiento”... FIN.