Empédocles Etílez, el borracho mayor de la comarca, llegó tarde a su casa. "¡Mira nada más a qué horas llegas! -le grita su mujer-. ¡Es la una!”. "Son las diez” -declara el temulento con gran flema-. "¡El reloj acaba de dar la una!” -rebufa la señora-. Contesta cínico el bribiático: "¿Y a poco quieres que marque también el cero?”. (Una vez la madre de Empédocles le dijo, gemebunda: "¡Tú me vas a enterrar!”. Respondió el borracho: "Mucho humor traigo ahorita de ponerme a hacer pozos”)... Fue Libidiano a confesarse: "Me acuso, padre -empieza-, de que le hice el amor a Pirulina”. "¿Qué más?” -pregunta el confesor-. Responde Libidiano: "-También yogué con Dulcilí y Rosibel”. "¿Qué más?” -inquiere el sacerdote. Contesta Libidiano: "También gocé a Nalguiria, Chicheria y Glutonia”. "¿Qué más?” -quiere saber el padre. Le dice Libidiano: "También me refocilé con Bustolina, Pompilia, Tetania, Nachancha y Fodonguina”. "¡Bueno, caón! -estalla el sacerdote-. ¿Viniste a confesarte o a presumir?”... En cierta ciudad de Estados Unidos discutían dos niñitos. Uno era afroamericano, el otro era piel roja. La discusión giraba en torno de cuál de las dos razas, la negra o la de los indios, era más importante. Dice el negrito: "Nosotros tenemos políticos importantes, y en los deportes dominamos”. "-Quizá -dice el niño piel roja-. ¿Pero cuándo has oído decir: ‘Vamos a jugar a negros y vaqueros”‘?... Un señor viajó a Europa. A su regreso le contó a un amigo: "En Atenas me conseguí una urna griega”. dice el otro: "Yo, con eso del Sida, ya me quité de aventuras eróticas cuando viajo”... El encargado del empadronamiento le preguntó a la criadita de la casa: "¿Ha sido usted empadronada?”. "Sí, responde la muchacha-. Dos veces”. "¿Dos veces? -pregunta el empleado-. ¿Por quién y dónde?”. Responde la criadita: "Por el señor. Una vez en la sala y otra en el comedor”... Aquel chico era experto en computadoras. Se casó con una muchacha que era experta en computadoras también. La noche de bodas no hicieron nada: a los dos se les olvidó llevar el manual de instrucciones... Muy emocionado el nuevo señor cura del pueblo le dice a la pareja de viejitos: "¡Estoy verdaderamente conmovido! Durante la misa los estuve observando, y debo decirles que es muy edificante el ejemplo de amor que ustedes dan. Realmente es muy raro el caso de una pareja con muchos años de casados que estén tomados de las manos, como estuvieron ustedes a lo largo de la misa”. "Es que si no le tomo las manos -explica la viejita- les agarra las pompis a las mujeres que están cerca”... Pepito estaba jugando con el vecinito de al lado. De repente se enoja. "¡Mami! -le grita a su mamá-. ¡Dile a Juanilito que no me esté sacando la lengua!”. "Está bien, hijito -contesta cariñosamente la señora-. Pero tú no le estés apretando el pescuecito”... La maestra de Español les pidió a los niños escribir un pequeño cuento de hadas que hablara de Dios y del amor, y que tuviera también un poco de misterio. Pepito presentó un cuento corto: "¡Dios mío! -exclamó la princesita-. ¡Por andar haciendo el amor estoy embarazada! ¿Quién shingaos será el papá?”... Dos señores de cierta edad fueron a comer a un restaurante. Ya en el sitio a ambos les vino en gana desahogar una necesidad menor, a cuyo efecto se trasladaron juntos al pipisrúm. Uno de los señores se puso a hacer lo que iba a hacer en la forma que se debe hacer, es decir, de pie. El otro, en cambio, se sentó para hacer lo mismo. "¿Qué te sucede? -se sorprende el amigo-. ¿Por qué te sientas?”. "-Anda -responde el otro malhumorado y mohíno-. Anoche esta cosa me hizo quedar tan mal que ni la mano le quiero dar”... FIN.
