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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

ANOTACIÓN EN EL DIARIO DE ELLA: "Sufro intensamente. No sé qué pensar de él. Desde que lo vi anoche lo sentí extraño. Parecía ausente; lo noté lejano. ¿Habrá dejado de quererme? Si así es no podría yo seguir viviendo. Casi no habló. Pensé que eso se podía deber a que llegué cinco minutos tarde a nuestra cita; pero él seguía sin hablarme, como metido en sí mismo, y supe entonces que su silencio debía tener raíz más honda. ¿Qué podrá ser? Le pregunté por qué estaba así, y pareció no oírme. Le dije: ‘¿Qué te pasa?’. Me respondió con una sola palabra: ‘Nada’. Quise saber si había hecho yo algo para ponerlo así. ‘No tiene qué ver contigo’, me contestó. Y volvió a callar. En el coche, camino ya a su departamento, recliné la cabeza en su hombro y murmuré con ternura: ‘Te amo’. Él ni siquiera dijo: ‘Yo también’. Sentí que el corazón se me oprimía. ¿Cómo explicar su conducta? Cuando llegamos al departamento no me abrazó ni me besó, como acostumbra. Tampoco tomamos una copa, ni conversamos. Estaba yo a punto de romper en llanto, porque tuve de pronto la íntima certidumbre de que lo había perdido, pero entonces él me tomó del brazo y me condujo a la recámara. Ahí me hizo el amor con la misma intensidad de siempre. Y sin embargo al terminar no me abrazó, ni tuvo para mí palabras dulces. Fijó la mirada en el techo y se perdió otra vez en sus propios pensamientos. En la penumbra de la habitación me puse a llorar. Las lágrimas corrían por mis mejillas, y hube de contener los sollozos que me salían del corazón y la garganta. Poco después él se quedó dormido. Entonces me vestí en silencio y salí a la calle. Tomé un taxi, y lloré todo el camino. Ahora, en la soledad de mi cuarto, me pregunto qué voy a hacer. ¿Debo alejarme de su vida para siempre? ¿O debo echarme de rodillas a sus pies y pedirle perdón por algo que hice y que no sé qué fue? ¡Dios mío, ayúdame a entender su conducta de anoche! ¡Dime por qué estuvo tan callado; por qué casi no habló; por qué se veía tan triste! Yo lo único que sé es que sufro, que sufro como nunca, y que seguramente sufriré así el resto de mi vida"... ANOTACIÓN EN EL DIARIO DE ÉL: "Perdió el América. Pero al menos me eché un buen palito"... Después de lo que sucedió en Tabasco me pregunto si algún airado dios está ensayando para enviarnos un nuevo diluvio universal. Viene otra vez a mi memoria -¡pobre memoria mía: tantas cosas vienen a ti otra vez!- aquella ominosa frase que oí de labios de don Miguel Álvarez del Toro, insigne naturalista mexicano: "Dios perdona siempre. Los hombres, algunas veces. La naturaleza, nunca". La verdad es que hemos llenado nuestra casa común, la Tierra, con toda suerte de emanaciones y desechos; la hemos colmado de basura; hemos contaminado el suelo, el aire, el agua con los miasmas salidos de eso que llamamos "progreso". Si no cambiamos nuestro comportamiento con el planeta en que vivimos esos desastres naturales serán mayores cada vez, y nuestra capacidad para enfrentarlos se hará cada día más pequeña. Entonces lo único que podremos hacer será resignarnos a que el destino nos alcance. (Gulp)... Babalucas estaba pintando la cochera. Lucía una capa de Superman y otra de Drácula. Un vecino le preguntó por qué. Explica el tonto roque: "En la lata de pintura dice: ‘Para mejores resultados pónganse dos capas’"... Un señor de madura edad recurrió al Viagra, y observó lleno de gozo que el producto le daba resultando. Muy satisfecho comentó eso con sus amigos. "Sin embargo -les dijo- he notado que el Viagra tiene un efecto secundario". "¿Ah sí? -preguntan ellos-. ¿Cuál es?". Responde el señor: "A tu esposa le vuelven aquellos dolores de cabeza que ya se le habían quitado"... FIN.

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