¿Cuál es la diferencia entre una esposa y una modelo del Playboy? Ninguna, si el esposo sabe lo que le conviene... Decía un señor: "Cada día me tomo una pastilla de Viagra. Todavía no he podido hacer el amor, pero al menos ya no me veo tan mal en traje de baño"... Don Ultimio estaba en su lecho de muerte. Con el último aliento de la vida le pide a su mujer: "Ahora que voy a morir, Gorgolota, prométeme que te casarás con Leovigildo Patané". "¿Qué? -se asombra la señora-. ¡Siempre pensé que odiabas a Leovigildo Patané!". Replica don Ultimio con voz feble: "Precisamente"... Pirulina, muchacha pizpireta, casó con Simpliciano, cándido joven sin ciencia de la vida. Al empezar la noche nupcial le dice ella con solemnidad: "Te pido, Simpli, que me creas esto que te voy a decir: jamás he estado con un hombre". El cándido mancebo responde emocionado: "¡Te creo, amor mío!". Vuelve a decir ella: "Tú eres el primero". Inquiere Simpliciano con emoción mayor: "¿El primero con el que haces esto?". "No -aclara Pirulina-. El primero que me cree"... Las frases célebres tienen a veces orígenes extraños. Pondré un ejemplo. Doña Margarita Maza de Juárez era tía de una muchacha algo ligera de envases, por no decir de cascos, que se escucha mal. Un día la muchacha le confesó a su tía que estaba saliendo con un hombre casado. "Ten cuidado, sobrina -le aconsejó doña Margarita-. El respeto al de lecho ajeno es la paz". Al oír aquello don Benito, que estaba ahí ensayando para estatua, tronó su dedo cordial con el pulgar y rápidamente escribió algo... Empédocles Etílez se levantó con grandes trabajos al día siguiente de la noche anterior. Su mujer no sabía que a los ojos de Dios curar a un crudo es un acto más meritorio que redimir a un cautivo, de modo que le dijo con burlón acento: "¿Cómo quieres los huevos del desayuno? ¿Fritos, revueltos o intravenosos?"... Doña Ignavia, nueva rica, vio "Hamlet" por primera vez. Le preguntó alguien: "¿Qué te pareció la obra?". "No muy buena -opina doña Ignavia-. Lo único que hizo el autor fue poner juntas una serie de frases ya muy conocidas"... Jorge Pedraza Salinas es en Monterrey, sin duda alguna, el más amoroso y sabio conocedor de la vida y obra de Alfonso Reyes. La más reciente muestra de su amor y su sabiduría es un espléndido volumen publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. "Tesoros de la Capilla Alfonsina", se llama el libro. En sus páginas están contenidas -dice el rector José Antonio González Treviño en las páginas liminares de la publicación- "... las obras más valiosas del acervo, las anécdotas de encuentros con Reyes y las dedicatorias más ilustres...". El libro será presentado hoy a las 18 horas en la Capilla Alfonsina de la Ciudad de México, Benjamín Hill 122, Colonia Condesa, donde el regiomontano universal vivió los últimos 20 años de su vida. La presentación la harán Alicia Reyes, nieta de don Alfonso y directora de la Capilla; Julio Zamora, hombre de vastísima cultura, presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y el propio autor, Jorge Pedraza. Este libro enriquece aún más la rica bibliografía que sobre Reyes hay, y prestigia a la noble casa de estudios que lo editó... Doña Facilisa charlaba con tres amigas suyas. "Antes de casarnos -les cuenta- le revelé a mi esposo los nombres de todos los hombres que había habido en mi vida". Dice la primera: "¡Qué honestidad!". Dice la segunda: "¡Qué valor!". Y dice la tercera: "¡Qué memoria!"... Caroda Tavermis, encargada de la morgue en el hospital del condado, revisaba el cadáver de un hombre a quien Naturaleza dio corta vida pero larga masculinidad. Le dice Caroda a una enfermera: "Mi marido tiene igual esa parte". La muchacha pregunta con admiración: "¿Igual de grande?". "No -precisa ella-. Igual de muerta"... FIN.
