"Los hombres son muy malos -le advertía una señora a su hija-. No te fíes”. "No me fío, mami -responde la muchacha-. Siempre les cobro de riguroso contado”... El ginecólogo le daba instrucciones a la joven muchacha a quien iba a examinar. Le dice: "Acuéstate, relájate, y déjeme hacer a mí”. "¡Ah, no! -protesta ella-. Exactamente eso me dijo mi novio, y por eso estoy aquí”... Aquel campesino indígena jamás había visto un sacerdote católico. Le llamó la atención el alzacuello del padre, prenda que se abotona por detrás, y le pregunta: "¿Por qué trae usted el cuello de la camisa al revés?”. "Es que soy padre” -responde el sacerdote. "Bueno -dice el campesino-. Yo también soy padre, y llevo el cuello de mi camisa al derecho”. "No me entiendes -dice sonriendo el sacerdote-. Yo soy padre de más de 20 mil”. "¡Ah, jijo! -se sorprende entonces el indito-. ¡Entonces lo que debía ponerse con lo de adelante para atrás son los pantalones!”... Un oficial de Tránsito detuvo a Babalucas por haber cometido una infracción. Le pide el oficial al tonto roque: "¿Me muestra su licencia de conducir, por favor?". Babalucas se enoja. "¿Quién les entiende? -exclama con irritación-. ¡Ayer un compañero suyo me quitó la licencia, y ahora usted me la pide!"... Hubo convención internacional de galleros profesionales. La gran sensación fue un individuo que podía adivinar la procedencia de cualquier gallo con sólo introducirle un dedo en la parte posterior. Ponía el dedo ahí, se quedaba pensando un momentito y decía luego: "Este gallo viene de Filipinas”. Le llevaban otro, le hacía el dicho tacto y contestaba: "Del Valle de Texas”. Otro más, lo auscultaba con el dedo y contestaba: "De los Altos de Jalisco”. Y así sin fallar ninguno. En eso se le acerca un borrachito cae que no cae y le dice con tartajosa voz: "Mi distinguido: le suplico que me haga lo que a los gallos. Hace dos semanas que ando cuete, y ya no me acuerdo de dónde vine”... Sorprende e irrita al mismo tiempo la cortedad de miras de los politicastros que han hecho de la ayuda a Tabasco una ocasión para llevar agua a su molino. La tragedia no sabe de partidos; es aberrante pretender, por ejemplo, que la ayuda enviada a través del Gobierno del Distrito Federal llegue sólo a los municipios perredistas. Eso rebasa toda consideración humana, y pone a quienes tal procuran a la altura del betún -del betún de calzado-, para emplear una expresión usada por los tabasqueños cuando quieren designar lo bajuno y lo pedestre. Nadie medre con el dolor. Una de las mayores virtudes de los mexicanos es la solidaridad que muestran con el prójimo en desgracia. Llegue su ayuda a quienes la necesitan, y no degraden los malos políticos, con su mezquindad y su torpeza, la esencial bondad de nuestro pueblo... Viene ahora un cuento de subidísimo color, reprobado lo mismo por la Liga de la Decencia que por la Pía Sociedad de Sociedades Pías. Se recomienda a las personas afectadas de moralina que no posen la vista sobre esta deplorable narración indigna de ver la luz en una sociedad civilizada... Un señor de edad más que madura se disponía a salir de su casa. Le pregunta su esposa: "¿A dónde vas?". Responde el carcamal: "Voy con un médico. Le voy a pedir que me recete Viagra, o cualquiera de esos nuevos medicamentos que hacen que aquella cosa vuelva a funcionar". Al oír aquello la señora toma su bolsa para salir también. Le pregunta el marido: "¿A dónde vas tú?". Contesta la mujer: "Si te va a volver a funcionar aquella cosa que tienes ya tan oxidada, voy con otro doctor a que me ponga una inyección antitetánica"...FIN.