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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Un vaquero cabalgaba por la extensa llanura del Oeste cuando vio a una mujer que corría desgreñada y con las ropas en desorden. Fue hacia ella al galope. Lo mira la mujer y dice: "¡Alabado sea el Señor! ¡Estoy salvada! ¡Unos indios asaltaron la caravana en que venía! ¡Mataron a todos los hombres y violaron a todas las mujeres! ¡Yo fui la única que escapé de ser violada, porque me escondí tras unos arbustos y después hui!". El rudo vaquero desmonta y empieza a quitarse el cinturón. "Señora -le dice a la mujer-. Me temo que éste no es su día"... La liviana muchacha fue a confesarse. "Padre -comienza-, la semana pasada estuve con Juan, Pedro, Manuel, Antonio, Pablo, Luis, Rodolfo, Carlos, Ernesto y Jonatán”. "¡Caramba, hija! -se sorprende el sacerdote-. ¿Qué ganas con estar con tantos hombres?”. "Bueno -responde la muchacha-. Con ellos gané algo así como 5 mil pesos”... Comentaba un señor: "Mis nietos pequeños son muy graciosos. Cada vez que los cargo me hacen una gracia”... El sahuaro es un espinoso cactus de gran tamaño que crece en las regiones desérticas de Sonora. Afirman los sonorenses que el sahuaro es el mejor anticonceptivo que hay. Basta que los esposos pongan uno en la cama, entre los dos, y asunto arreglado... "¡Mesero! -se indigna el elegante señor en el restaurante-. ¡Hay una mosca ahogada en mi café!”. Replica el mesero: "¿Y qué quería por el precio de un café? ¿Una campeona olímpica de natación?”... El oculista hacía que el maduro y ricacho señor leyera las letras frente a él. Al llegar a la línea de abajo dice el señor: "Perdone usted doctor: de las letras pequeñas se encargan mis abogados”... Le comenta una secretaria a otra: "Don Algón, mi jefe, me dijo ayer que todo se compra con dinero”. "¿De veras? -pregunta la otra-. ¿Y luego?”. "Bueno -sigue contando la muchacha-. Luego me lo demostró”... El señor cura tenía muchos asuntos que atender, pero era día de confesiones. Llama a su sacristán y le dice: "Confiesa tú en mi lugar. Nadie se dará cuenta. Además vendrán puras muchachas, y siempre tienen el mismo pecado con sus novios. Si te dicen que han pecado hasta tres veces imponles un rosario de penitencia”. El sacristán se mete en el confesionario y, en efecto, a poco llega una muchacha a confesarse. "Lo hice con mi novio” -dice. "¿Cuántas veces?” -pregunta el sacristán. "Tres”. "Reza un rosario”. Llega otra. "Lo hice con mi novio”. "¿Cuántas veces?”. "Tres”. "Reza un rosario”. Llega otra chica. "Lo hice con mi novio”. "¿Cuántas veces?”. Responde la muchacha: "Dos”. "¡Ah caray!” -se rasca el sacristán la cabeza-. Bueno, reza tú también un rosario, y voy a darte un vale para que estés con tu novio otra vez”... Un hombre joven decidió poner a su anciano padre en una casa de retiro para personas de la tercera edad. El maduro caballero fue admitido, aunque él andaba ya en la cuarta. Una semana después el hijo lo llamó para preguntarle cómo le estaba yendo. "¡Fantásticamente bien! -responde el anciano, jubiloso-. ¡Cómo te agradezco que me hayas traído aquí!". "¿Por qué?" -pregunta el hijo, intrigado por el entusiasmo de su padre. "Déjame contarte -responde el añoso señor-. El primer día que estuve aquí me pasó algo extraordinario: sentí una tumefacción en la entrepierna. Llamé a una enfermera; vio aquello y me hizo el amor como nunca ninguna mujer me lo había hecho. ¡Estoy feliz!". Pasó otra semana, y el hijo llamó otra vez a su padre. "Ven pronto y sácame de aquí" -le pidió el anciano. "¿Por qué? -se sorprende el hombre-. Hace una semana me dijiste que esa casa era el mejor lugar del mundo para ti. ¿Y ahora quieres que te saque? ¿Cómo es eso?". "Déjame contarte -responde el genitor-. El segundo día que estuve aquí iba por el corredor y me caí. Estaba sobre mis rodillas y mis manos cuando llegó un enfermero de color y me hizo algo que no es para contarse". "¡Qué barbaridad! -se indigna el hijo-. ¡Ahora entiendo por qué quieres que te saque de ahí!". "Claro -confirma el señor-. Tumefacciones como la del primer día las tengo cuando mucho una vez al año, y caídas como la del segundo día las tengo a cada rato"... FIN.

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