La señora estaba en una fiesta. Un apuesto caballero se sentó junto a ella. "Perdone, señor -le dice la mujer-. Usted me hace pensar en mi cuarto marido”. "¿De veras, señora? -pregunta el hombre-. ¿Cuántas veces se ha casado usted?”. Responde la señora entornando los ojos, ruborosa: "Tres”... Don Dracón, riguroso genitor, le dice a su hija: "Está bien, Rosilí: tienes permiso de salir esta noche, pero te quiero en la casa a las 11 en punto”. "¡Ay, papi! -protesta Rosilí-. ¡Ya no soy una niña!”. "Ya sé que no eres una niña -responde don Dracón-. Precisamente por eso te quiero en la casa antes de las 11”... Aquel rudo cowboy ganó el campeonato de rodeo. Una reportera lo entrevista. "En sus 30 años de jinete -le pregunta- ¿ha sufrido algún accidente?”. "Ninguno” -dice el hombre. La muchacha se asombra: "¿Quiere usted decir que no ha recibido nunca un golpe?”. "-Bueno -replica el vaquero-, golpes sí he recibido. Un toro me rompió seis costillas, una yegua bruta me fracturó el cráneo, y las coces que me han dado los caballos me han quebrado 25 huesos”. "¿Y entonces -inquiere la periodista- por qué me dijo que nunca había tenido accidentes?”. "Porque esos no fueron accidentes -responde el cowboy con rencoroso acento-. Las desgraciadas bestias lo hicieron a propósito”... Un viajero penetró en lo más profundo de la selva africana y se encontró de pronto en territorio de antropófagos. Llegó a la aldea donde vivían los caníbales y advirtió no sin sorpresa que había ahí un restaurante. El gerente del establecimiento le presentó la carta, y el viajero leyó el menú: "Misionero al mojo de ajo: 10 dólares. Explorador a las finas hierbas: 20 dólares. Político: 150 dólares”. Muy intrigado pregunta el viajero: "¿Por qué los políticos son el platillo más caro?”. Responde el gerente: "¡Es que no sabe usted el trabajo que cuesta limpiarlos!”... Los bosques constituyen una de las mayores riquezas no sólo de nuestro país, sino del mundo. Y sin embargo tienen enemigos grandes: los talamontes, los incendios provocados, las plagas que amenazan a los árboles. En México esa riqueza se va acabando poco a poco, y si las cosas siguen así no pasarán muchos años sin que el territorio nacional sea un páramo, un desierto. La explotación racional de un bosque es cosa útil, y hasta necesaria, pero aquí no conocemos esa racionalidad, y se atenta contra los bosques en forma criminal. Eso también pone en peligro el habitat de numerosas especies animales y vegetales, de tal manera que la flora y la fauna sufren también los efectos de esa depredación. Se debe hacer una campaña para dar a conocer a todos los mexicanos, especialmente a los campesinos, la necesidad de proteger esa riqueza que no es nuestra, sino de nuestros hijos y de los hijos de ellos... Llega Pepito de la escuela el viernes por la tarde y dice a su mamá: "Mami, toda la semana me porté muy bien. Como premio, ¿me dejas que la próxima sea un jijo de la tiznada?”... Le dice una chica a otra: "Anoche le salvé la vida a mi novio”. "¿Cómo sucedió eso?” -pregunta la otra. Contesta la muchacha: "Me dijo que si no le daba lo que me pedía se quitaría la vida, y se lo di”... La señora oye ruidos en la cocina. Pensando que era su marido grita desde la recámara: "¿Eres tú, mi vida?”. Le contesta una voz de hombre: "No, señora. Soy otro lechero”... La señora dio a luz un bebé y su esposo llevó a un compadre para que viera a la criatura. "-Mire, compadre -le dice orgulloso-. Tiene mis mismos ojos, la nariz de mi suegro, la frente de mi mamá, la boca de mi abuelo...”. "Sí -dice el compadre-, y el lunar en la pompis de mi comadrita”... FIN.
