Don Senilio y doña Clora cumplieron 40 años de casados. Ella le pidió a él que la llevara a una segunda luna de miel, y don Senilio accedió a la petición. Le dice ella: “¿Iremos a la misma playa a la que fuimos la primera vez?”. “Sí” -promete el maduro señor. “¿Y pasearemos por los mismos lugares por donde paseamos la primera vez?”. “Sí” -concede el añoso caballero. Pregunta doña Clora: “¿Y tendremos noche de bodas como la primera vez?”. “Sí -responde don Senilio-. Sólo que esta vez yo seré el que lloraré, y tú la que me consolará”... ¿Cuál es tu relación con una niña-mujer en las edades de 8, 18, 28, 38, 48, 58 y 68 años? A los 8 años la llevas a la cama y le cuentas un cuento. A los 18 años le cuentas un cuento y la llevas a la cama. A los 28 años no necesitas ningún cuento para llevarla a la cama. A los 38 años ella te cuenta un cuento y te lleva a la cama. A los 48 años te cuenta un cuento para no ir a la cama. A los 58 años te quedas en la cama para no oír su cuento. Y si a los 68 años la llevas a la cama, eso va a ser puro cuento... La señorita Peripalda, organista de la iglesia, invitó a merendar en su casa al padre Arsilio. Cuando llegó el buen sacerdote la anfitriona lo pasó en la sala. Ahí tenía la señorita Peripalda el órgano en que ensayaba para las misas del domingo. Al padre Arsilio le llamó la atención ver sobre el instrumento una pecera en cuya agua flotaba un cierto objeto extraño. En ese momento la señorita Peripalda se disculpó: iba a la cocina a traer el café. El padre Arsilio aprovechó la ocasión para examinar la pecera y ver qué objeto era aquél. Mucho se sorprendió al descubrir que era un preservativo. Cuando volvió la señorita Peripalda don Arsilio le preguntó por qué tenía en la pecera aquel objeto. “Lo encontré en el parque -responde muy contenta la señorita Peripalda-. En la cajita decía: ‘Póngase sobre el órgano y manténgase húmedo. Evita las enfermedades’. Seguí la recomendación, padre, y en todo el invierno no he tenido ni un catarro”... La democracia no está en votar: está en el conteo de los votos. Si ese conteo lo hacen los ciudadanos, ahí hay democracia. Si lo hace el gobierno, o cualquier otro ente ajeno a los ciudadanos, ahí no hay democracia. Lo que hicieron los partidos políticos, tomar el control del IFE, significa un retroceso grande en el camino de los mexicanos hacia el ejercicio democrático. De la autocracia pasamos a una breve etapa de democracia, y ahora nos encontramos en una partidocracia: el poder en manos de los partidos. Ya veremos cómo esos partidos -los grandotes y los chiquitos- estarán en permanente connivencia, y aun en complicidad, para mantener sus privilegios, sobre todo aquellos que se traducen en dinero, y seguir mangoneando a espaldas de los ciudadanos la vida nacional... Viene ahora un cuento pícaro llamado “La sorpresa”. Las personas que no gusten de picardías y sorpresas harían bien en saltarse en la lectura hasta donde dice FIN... Lord Magnum fue de safari a África. Ahí le sucedió algo terrible: un león lo atacó, y en el ataque le sacó un ojo, le arrancó un brazo y le cortó la parte aquella que les platiqué. Los nativos llevaron al lacerado lord a una aldea donde había un médico brujo famoso por sus extraordinarias curaciones. El hombre le puso a milord un ojo de águila, un brazo de gorila, y en la entrepierna le implantó la trompita de un elefante bebé. De regreso en Londres los amigos de lord Magnum le preguntaban en el club: “¿Cómo te sientes después de lo ocurrido?”. “Jamás me he sentido mejor -responde feliz el cazador-. Ahora tengo vista de águila, fuerza de gorila, y en las fiestas soy toda una sorpresa”. “¿Por qué una sorpresa?” -le preguntan, curiosos, los amigos. Explica el lord con orgullo: “Cuando pasan la charolita de los cacahuates sorprendo a todos”... FIN.