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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

La muchacha tocaba el piano en la sala, y el novio cantaba una romanza: "Soy como la golondrina”. Al papá de la chica le llamó la atención la apasionada vehemencia de la música y se asomó a ver a los intérpretes. Lo que vio lo puso en paroxismo de iracundia. Mientras cantaba "Soy como la golondrina" el muchacho metía mano en el escote de la pianista. "-No, señor -dice furioso el padre-. Usted no es como la golondrina: usted es como la jingada"... La señorita Capronia, soltera de carácter agrio, reprendía con aspereza al albañil del pueblo: "-Es usted un borracho, Yesenio -le decía-. El alcohol será su perdición". "-No bebo tanto -trata de defenderse el alarife-. Es equivocada la impresión que usted tiene de mí". "-¡Equivocada, mádere! -retoba la señorita Capronia, que, como todos los predicadores, no dudaba en caer en el desorden cuando se trataba de encaminar a alguien al orden-. Precisamente anoche vi su carretilla recargada en la puerta del Bar Baján. Y hoy por la mañana, al ir a mi diaria caminata matutina, la vi todavía ahí, seña de que se la pasó bebiendo toda la noche". Anonadado por el áspero réspice el albañil no dijo nada ya. Pero esa misma noche fue y recargó su carretilla en la pared de la casa de Capronia... La derrota sufrida por Hugo Chávez en su intento de eternizarse en el poder en Venezuela no representa en modo alguno la derrota final del caudillismo autoritario y populista. Bien se puede decir que la democracia ganó una batalla, pero no la guerra. Mientras no haya una plena justicia social en los países de América Latina, esa amenaza estará presente. La libertad y la democracia son bienes muy valiosos, pero de nada sirven si no tienen como fruto principal una justicia que haga llegar a todos los miembros de la comunidad los frutos de una sana convivencia; los bienes y servicios necesarios para una vida digna. En la pobreza es difícil pensar en abstracciones como aquéllas de libertad y democracia. Quien sufre hambre escuchará la voz de quien le ofrezca aliviar esa necesidad, sea quien sea el que promete. Por eso en los países latinoamericanos se tiene que adelantar el reloj de la justicia social, si me es permitido ese símil de relojería. Los gobiernos democráticos deben levantar a los pobres antes de que los pobres se levanten contra ellos. La verdadera libertad sólo deriva de la independencia personal. En un país donde no son libres todos no es libre nadie. Grabaré esa frase en bronce eterno o mármol duradero, para memoria de las generaciones futuras, especialmente de las venideras... Entra un muchacho en una farmacia. "-Déme un par de preservativos, por favor -pide al farmacéutico-. Tengo una amiguita que ha compartido conmigo sus encantos. Hoy voy a cenar por primera vez en su casa, y después nos iremos a disfrutar un nuevo rato de apasionado amor". Llega la hora de la cena. El muchacho y la chica están en la sala esperando al jefe de la casa. En eso se oye un automóvil; de él desciende el señor y se dirige por el jardín hacia la puerta. Lo ve el muchacho y salta por la ventana. Le dice la chica con asombro: "-Nunca me dijiste que eras tan tímido". Responde él: "-Y tú nunca me dijiste que tu papá es farmacéutico"... "... Aquella linda muchacha lucía un par de medias tejidas con dibujos propios de la temporada. Cada media tenía un letrero. "Feliz Navidad", decía una; y la otra: "Y próspero Año Nuevo". Un borrachín mira las medias y dice con tartajosa voz a la muchacha: "-¡Cómo me gustaría verte entre las fiestas, mamacita!"... (no le entendí) FIN.

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