Nalgarina Grandchichier, vedette de moda, llegó a una farmacia y pidió una gruesa de condones. "¿De qué tamaño los quiere?" -le preguntó el dependiente. "De todos tamaños -responde ella-. Por ahora no tengo novio formal". (¡Qué bárbara! Una gruesa equivale a 12 docenas. ¡Quería 144 condones la lúbrica mujer! Y entiendo que eran únicamente para el fin de semana. Incluido el viernes, claro)... El jefe de personal de la línea aérea llamó a la nueva azafata y le dijo: "Creo que leyó usted mal sus instrucciones, señorita Bobilia. En efecto, en caso de accidente debe usted hacer que los pasajeros pongan la cabeza entre las piernas. Pero las de ellos, no las de usted"... El señor se dirige con enojo a su hijo adolescente. Le dice: "Veo en tu reporte del colegio que escogiste como materia optativa Educación Sexual. ¿Para eso estoy pagando 10 mil pesos al mes? ¿Para que aprendas esa clase de basura?". "El sexo no es basura, padre -contesta el mozallón-. Es una función natural cuyo conocimiento puede librarnos de situaciones difíciles y de enfermedades peligrosas, y hacer más plena nuestra vida". El señor respondió de mala manera, y el muchacho, exasperado, fue y se encerró en su cuarto. Poco después la madre, preocupada, fue a la habitación de su hijo. Abrió la puerta sin llamar, y lo que vio la dejó sin habla: el muchacho estaba muy afanoso entreteniéndose consigo mismo. Le dice la señora con maternal solicitud: "Hijito: ¿por qué no vas a hacer las paces con tu papá después de que termines la tarea?". (Y la hacía todos los días, el estudioso joven)... Nicoletta, estudiante de violín en el conservatorio, fue de vacaciones a su casa, y aprovechó la oportunidad para informarles a sus padres que estaba un poquitín embarazada. "¿Cómo es posible que te haya pasado eso?" -pregunta consternada la autora de sus días. "Mami -explica la muchacha-. Tú me has dicho siempre que la música calma a las fieras. Pero cuando acabé de sacar el violín del estuche él ya había terminado". (Con introducción, variaciones, rondó caprichoso y todo)... La poco aseada forma en que se hizo la designación del titular interino del IFE es sólo un anticipo del manoseo que harán los partidos en el máximo organismo electoral. El IFE les pertenece ahora a ellos, ya no a la ciudadanía. Con una institución así, desacreditada aun antes de su definitiva integración, tiempos malos aguardan al ejercicio democrático. Lejos de mí afirmar que los partidos no deban tener ingerencia alguna en la conformación del organismo. Tampoco digo que sus integrantes tengan que ser químicamente puros en materia de política. Pienso, sí, que los consejeros deben poseer capacidad probada, experiencia y cualidades que garanticen su imparcialidad. Lo que se ha hecho tiende a poner la responsabilidad de organizar y calificar las elecciones en manos de ilustres medianías que no darán cuenta de sus actos a los ciudadanos, sino al partido que los designó. Y si no, al tiempo... Con esas últimas palabras un estremecimiento ha recorrido la espina dorsal de la República. A fin de sedar su inquietud procedo a narrar otros dos cuentecillos de humor lene... Un hombre y una mujer iban en automóvil por la calle. Los ve la esposa de un señor y le pregunta: "Ésos que van ahí ¿son casados o solteros". "Son casados -responde el señor sin vacilar-. Él va manejando con las dos manos"... Una señora iba a dar a luz. Le dice su ginecólogo: "Siempre acostumbro que el papá de la criatura esté presente en el alumbramiento". "En este caso no creo que sea una buena idea -replica la señora-. Él y mi esposo no se llevan bien"... FIN.