Meñico, que había sido muy pobremente dotado por la naturaleza, casó con Pirulina, muchacha pizpireta. Al comenzar la noche de bodas Meñico se presenta al natural ante su mujercita y le dice con gran solemnidad, muy caballero: "No sientas temor, amada mía. Procederé con gentileza". "Tú aviéntate -responde animadamente Pirulina-. Con eso que tienes no necesitas actuar con gentileza". (Meñico: no te acomplejes. Como dice la canción: "Trata de ser feliz con lo que tienes..."... Una vedette le comenta a otra hablando de una compañera: "Esta Nalgarina es tremenda. Aún no llega a los 30 años y ya ha tenido seis maridos". "¡Seis maridos!" -se sorprende la otra. "Sí -confirma la vedette-. Dos de ella y cuatro de sus amigas"... El papá de Pepito le cuenta muy preocupado a un amigo: "Por causa de mi hijo la mucama de la casa está embarazada". "¿Cómo puede ser eso?" -se asombra el amigo-. ¡Pepito tiene 7 años!". "Es cierto -reconoce el papá-. Pero el cabrísimo grandón les hizo agujeritos a mis condones"... El alcohol y las drogas son los principales enemigos de esta temporada, cuya alegría puede ensombrecerse por una desgracia inesperada. Si salimos a carretera la velocidad, el sueño y la imprudencia son igualmente riesgos grandes. Evitemos que nuestra irresponsabilidad se convierta en infelicidad para aquellos a quienes amamos y que nos dan su amor. Si vamos a una fiesta no incurramos en ningún exceso que ponga en peligro nuestra vida y la de los demás. Nunca tomemos el volante en estado inconveniente; dejemos mejor que otro maneje. Pasemos estos días en nuestra casa, con la familia y los amigos, y no en el hospital, en una celda policíaca o en alguna agencia funeraria. No lo digo para inquietar a nadie, sino para aportar una reflexión, aunque sea ominosa, a las campañas de prevención de accidentes que en estos días se realizan... El día último de este mes aparecerá aquí el cuento de más subido color de todo el año. Se llama: "Tanto monta, monta tanto...", y su lectura ha sido prohibida de consuno por la Liga de la Decencia y por la Pía Sociedad de Sociedades Pías. ¡No se lo pierdan mis cuatro lectores!...El chascarrillo que ahora sigue es de pésimo gusto. Si el señor Carreño, árbitro de las buenas maneras, lo hubiese leído habría escrito otro manual solamente para censurarlo. Lo leyó la señora Vanderbilt, dama de la más alta sociedad, y cayó en un estupor del cual no sale todavía, y eso que el tal accidente le pasó en 1955. Sugiero, pues, que los lectores con pruritos de urbanidad no posen los ojos en esta chocarrera historia merecedora de vituperio y permanente execración... En el barrio sevillano de Triana vivía un novillero cuyo nombre taurino era Currito el Hospiciano. Un oriental llegó a vivir al otro lado de su casa, y cada vez que Currito salía a la calle como partiendo plaza, muy cañí, con su paso flamenco, el oriental lo saludaba lleno de cortesía: "Buenos días, señol Culito". Eso provocaba la risa de la gente, lo cual encalabrinaba al joven diestro, pues era ya figura de la fiesta, y esas burletas lo sacaban de quicio. A fin de hacer que el tipo se fuera a otra parte compró unos perrillos satos que le ladraban al oriental cada vez que pasaba por su casa, y lo atacaban. Molesto por esa situación el hombre fue al cuartel de la Guardia Civil y se quejó con el oficial de guardia. "Señol policía -le dijo-. Los pelitos del Culito no me dejan caminal". El gendarme, tratando de contener la risa, le contesta. "No sé qué podemos hacer para ayudarlo". "Yo tampoco sé -responde el oriental-. Cuando voy a hacel algo el Culito chifla y los pelitos se van pala adentlo"... FIN.