Milicianos decapitaron a 13 cautivos a los que acusaron de ser espías, en una aparente represalia por un ataque de las Fuerzas de Seguridad en un bastión de un clérigo radical en el noroeste de Pakistán, dijo ayer un funcionario de la Policía.
Los hombres, entre ellos seis agentes de Seguridad y siete civiles, fueron capturados en un retén que las milicias habían establecido en las afueras del distrito Swat, dijo el secretario del Interior, Badshah Gul Wazir, principal funcionario de seguridad civil de la provincia de la Frontera Noroccidental, done está Swat.
Las autoridades habían dicho previamente que 11 personas habían sido secuestradas el viernes.
Un testigo dijo que había visto seis de los cadáveres con notas que los acusaban de trabajar como espías para Estados Unidos.
El portavoz del clérigo pro-Talibán Maulana Fazlula expresó que las matanzas fueron efectuadas por residentes locales que respaldan a los milicianos. Sin embargo, no existían evidencias de que los pobladores del área hayan sido los responsables de la matanza.
“Fue realizada por gente común que nos apoyó porque sólo queremos que se hagan cumplir las leyes islámicas”, dijo el portavoz Sirajuddin, que se identifica con un solo nombre.
Wazir dijo que los civiles fueron acusados de ser espías.
“Los civiles fueron asesinados para aterrorizar a la gente. (Los milicianos) dicen que eran informantes o estaban apoyando al Gobierno”, dijo Wazir por teléfono desde Peshawar, la capital de la provincia.
Los milicianos capturaron a los hombres una aparente respuesta a un ataque del viernes contra la población de Imán Dheri, un baluarte del clérigo Fazlula. En ese operativo, las Fuerzas de Seguridad respaldadas por helicópteros y los milicianos intercambiaron disparos de lanzagranadas, morteros y otras armas.
En el enfrentamiento murieron al menos tres personas.
Cerca de 2,500 paramilitares han sido enviados a Swat para frenar al clérigo que ha alentado a sus partidarios a librar una guerra santa contra las Fuerzas del Gobierno. Hasta hace poco, esta población era uno de los principales destinos turísticos de Pakistán debido a su paisaje montañoso con ríos.
El aumento de la actividad de los milicianos en el noroeste de Pakistán ha afectado la autoridad del presidente, el general Pervez Musharraf, un aliado clave de Estados Unidos en la guerra antiterrorista.
Los hechos de violencia más reciente marcan un incremento del conflicto entre su Gobierno y las fuerzas pro-Talibán.
Las autoridades arrojaron ayer folletos desde un helicóptero, instando a los residentes a ayudar a la Policía y a las Fuerzas paramilitares a “eliminar el extremismo y el terrorismo del valle de Swat”.
Jehangir Jan, un residente del área, manifestó que vio seis cadáveres decapitados en la población de Matta el sábado. Cuatro de ellos estaban en una carretera y otros dos cerca de un hospital.
Los cadáveres tenían notas que decían: “Es el destino de un agente estadounidense. Todos los que trabajen para Estados Unidos tendrán el mismo destino”, dijo Jan.
Ayer la Policía confirmó que había encontrado los cadáveres decapitados de tres soldados paramilitares y un policía de la población de Ningulai, a unos cinco kilómetros (tres millas) de distancia.
Se desconoce exactamente el lugar donde apareció el último cadáver.
