El presidente de Estados Unidos, George W. Bush (c) participó ayer en una teleconferencia en la Casa Blanca, Washington, junto al vicepresidente, Dick Cheney (izq.) y el secretario de Interior, Dirk Kempthorne (der.), sobre los incendios forestales que afectan a California y que han arrasado unas 160 mil hectáreas. (Fotografías de EFE)
Un millón de personas han sido evacuadas, lo que supone la mayor movilización en la historia del estado.
El presidente George W. Bush anunció ayer la designación de California como zona de “desastre mayor”, con lo cual los cientos de miles de damnificados serán elegibles para recibir ayuda federal.
Bush, quien se comunicó vía teleconferencia con el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, se comprometió a que el Gobierno Federal hará todo lo posible en apoyo a las autoridades estatales.
“Pueden estar seguros de que el Gobierno Federal hará todo lo que esté en su poder para ayudar a apagar estos fuegos”, dijo Bush en relación a los 14 incendios que aún buscaban ser puestos bajo control en el estado.
Hasta el momento, la ola de incendios ha dejado un saldo parcial de más de mil 500 viviendas perdidas y obligado a evacuar a un millón de personas.
Bush declaró inicialmente un estado de emergencia en los condados de Los Ángeles, Orange, Riverside, San Bernardino, San Diego, Santa Bárbara y Ventura. Pero su designación de zona de desastre mayor amplía el nivel de apoyo del Gobierno Federal.
El presidente estadounidense tiene previsto viajar hoy al estado para conocer de primera mano la dimensión de los incendios y de sus secuelas.
Schwarzenegger anunció antes en San Diego que desde ahora entrarán en operación 24 naves de combate, 25 aviones cisterna, 40 helicópteros y un avión de aerotransportación tipo DC-10, todos en apoyo a labores de contención.
La gravedad de los incendios que se extienden desde Los Ángeles y San Diego ha desplazado de sus casas a un millón de personas, en lo que supone la mayor movilización de la historia de California, Estados Unidos.
La Administración del gobernador Arnold Schwarzenegger se enfrenta al reto de dar asistencia al millón de desplazados y aunque muchos se han alojado en hoteles y viviendas de amigos, otros han tenido que buscar asilo en los refugios públicos.
IMPROVISAN REFUGIO
El estadio Qualcomm, de San Diego, se ha convertido en un improvisado refugio para cerca de diez mil personas y sus mascotas, en una imagen que podría recordar a los damnificados del Katrina, si no fuera porque ahora se ha producido un despliegue de medios y organización mucho mayor.
Paralelamente, la Marina de EU ordenó ayer que su personal en el estado abandone sus cuarteles y se dirija a barcos atracados en puertos del estado con el objeto de hacer espacio a los miles de desplazados.
La cifra de desplazados podría continuar creciendo si, como se teme, los fuegos continúan avanzando con la misma voracidad que en los últimos días, impulsados por los vientos y por la extrema sequedad del terreno, tras la peor sequía de los últimos 20 años.
Por el momento las autoridades estiman que se han quemado 160 mil hectáreas, el doble que toda la ciudad de Nueva York, y la zona más afectada es San Diego, donde se calculan daños de por lo menos mil millones de dólares.
En Los Ángeles, la principal ciudad del estado, las autoridades recomendaron a los vecinos no salir de sus casas ante la extrema contaminación del aire.
DAÑOS EN MÉXICO
Mientras tanto, dos incendios azotaron el norte de México y destruyeron más de 60 viviendas antes de extinguirse, indicaron ayer las autoridades.
El comandante Gabriel Gómez Ruiz, director de Protección Civil del estado de Baja California, dijo que los incendios se iniciaron en forma independiente al fuego que azota el condado de San Diego en California, pero fueron azuzados por los mismos vientos.
Las llamas ardieron en las ciudades de Ensenada y Tecate en Baja California, derribando anuncios y cables, pero para el martes por la tarde ya habían sido controladas, señaló Gómez Ruiz. Aproximadamente 200 personas fueron desalojadas en Ensenada cuando el incendio comenzó el martes al mediodía, pero nadie murió ni resultó herido, agregó.
Ahora ya “está muy soleado, con vientos en calma”, indicó el funcionario.
Rafael Carrillo, comandante y subdirector de los bomberos de Tijuana, dijo que había enviado a 35 de sus hombres a la ciudad de Escondido en el condado de San Diego para que apoyaran a los bomberos estadounidenses. Los bomberos de Tijuana permanecerán en California aproximadamente una semana, señaló.
Tijuana suspendió las actividades escolares desde el lunes debido al humo generado por los incendios en California.
Llamas frenan ingreso de indocumentados a California
La fuerza inusitada de los incendios forestales en California hizo que numerosos indocumentados desistieran de aventurarse a ingresar desde México por un sendero habitual, pese a que la Patrulla Fronteriza ha retirado agentes.
Algunos consideran que el repliegue parcial de la Patrulla Fronteriza es una oportunidad, pero durante un recorrido de tres horas en vehículo por montes cubiertos de ceniza surgieron indicios de que otros prefirieron aguardar en México.
“Se están conteniendo”, dijo Mark Mahler, un agente fronterizo, mientras vigilaba el lunes desde un retén vacío en una carretera estatal. El puesto de observación, que domina la carretera de dos carriles y que estuvo a punto de ser dañado por las llamas, es en condiciones normales un verdadero obstáculo para los inmigrantes sin documentos.
Los incendios han dejado una extensión enorme cubierta de ceniza negra en los cañones alrededor de Dulzura, un caserío abandonado que está unos 40 kilómetros (25 millas) al oriente de San Diego. En Dulzura, las llamas destruyeron decenas de casas. Millares de senderos abiertos al caminar que estuvieron cubiertos de maleza ahora son un terreno yermo.
El cierre de caminos por los incendios significa que los inmigrantes no pueden encontrarse con conductores, dijo Mahler. Por lo regular, cada indocumentado paga alrededor de mil 500 dólares para que sea guiado por cañones escabrosos durante horas, incluso días y luego recogido por alguien en un punto carretero para que se llevado en vehículo a San Diego.
Numerosos indocumentados atendieron al parecer los avisos de la Patrulla Fronteriza y del Gobierno de México, difundidos por radio y televisión en la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana, para que permanecieran alejados de los incendios. La radio de la Patrulla Fronteriza estuvo callada el martes como en pocas ocasiones. Además, los sensores de movimiento, que están colocados en los cañones y que libraron las llamas, no se activaron estos días.
Sin embargo, algunos indocumentados corrieron el riesgo. Unos 50 inmigrantes se han entregado a la Patrulla Fronteriza desde que comenzaron los incendios el domingo porque temían por su seguridad. Uno resultó con quemaduras graves el lunes cuando con otros cinco inmigrantes solicitaron la ayuda de los bomberos y fueron llevados a un hospital de San Diego, según el Consulado mexicano en San Diego. No se ha informado de muertes.