EL UNIVERSAL
ROMA, ITALIA.- El volcán Stromboli, en la isla italiana del mismo nombre, aceleró su actividad, lo que obligó a decretar la emergencia con código ?naranja?, confirmó ayer el servicio de Protección Civil.
Explicó que la población de las islas de Stromboli y Panarea fue invitada a alejarse de la costa y a trasladarse a alturas de al menos diez metros sobre el nivel del mar para evitar las posibles consecuencias de marejadas.
Protección Civil confirmó que fue movilizada la guardia costera en el caso de que se hiciera necesaria la evacuación de la población.
También fueron puestas bajo alerta embarcaciones de las islas de Milazzo y Lipari, además de un helicóptero.
El Stromboli inició una nueva erupción a finales de febrero, aunque en los últimos días su actividad se había calmado y fue hasta ayer viernes cuando se intensificó.
?Las actividades de observación y monitoreo continúan y todas las medidas eventuales serán comunicadas a la población?, dijo una nota de la Protección Civil.
Por su parte, el presidente del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, Enzo Boschi confirmó mayor movimiento de la lava, aunque aseguró que no había ningún peligro inmediato.
En diciembre de 2002 una erupción del volcán causó un deslave que provocó una marejada que se abatió sobre las islas vecinas, al norte de Sicilia, aunque sin víctimas debido a que en ese momento estaban prácticamente desiertas por la temporada invernal.
?El Tungurahua avisa cuando va a explotar?
El volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador, ?sí avisa? cuando va a explotar y da tiempo para huir de sus dominios, aseguran los damnificados de la localidad de Cusúa, arrasada por lava y lodo el pasado 16 de agosto y que ahora temen otra nueva explosión violenta del coloso.
De las 96 familias de Cusúa, 86 se refugian en un albergue temporal en la vecina localidad de Pingue, mientras que las diez restantes permanecen en sus casas, bañadas del material volcánico que les dejó como advertencia el volcán en su erupción de agosto.
Pero esas diez familias saben que cuando suene la alarma en su comunidad, deben correr a zonas de seguridad, porque la lava baja ?como si fuera el diablo?, señala una vecina de Cusúa, que ahora duerme en una casita de madera construida en el Pingue.
En ese albergue hay 86 familias de Cusúa, cada una de las cuales habita una casa de madera donada por la curia de la ciudad de Ambato y que, por el momento, les sirve de hogar.
Víctor Núñez, coordinador de los damnificados de Cusúa, indicó que, además de las diez familias que permanecen en la comunidad, de los que duermen en Pingue suben algunos por las mañanas, para cultivar sus tierras recuperadas de las cenizas del Tungurahua.
?Tenemos que trabajar, somos campesinos y es nuestra única forma de sobrevivir dignamente?, apuntó Núñez, tras asegurar que ?todos estamos preparados? por si al Tungurahua se le antoja repetir una erupción fuerte como la del pasado primero de agosto.
