Policías y miembros de los servicios de rescate libaneses trabajan en el lugar de la periferia de Beirut, Líbano, donde estalló una bomba. (EFE)
El ataque frustra los esfuerzos negociadores de los palestinos para que regrese la calma a los refugios.
El atentado que ha alcanzado de lleno a un autobús de pasajeros en el este de Beirut (de mayoría cristiana), que causó diez heridos, ha hecho saltar por los aires la calma que en las últimas horas parecía haber llegado a los campos de refugiados palestinos del Líbano.
Después de un día que comenzó con combates en el campamento de Ain el Helu (en las proximidades de la ciudad meridional de Sidón), los esfuerzos negociadores de las facciones palestinas habían conseguido algo parecido a la tranquilidad en la zona.
Además, el Ejército había bajado la intensidad de su ofensiva contra el campo de Nahar al Bared, en el norte del país, al cabo de tres días de duros bombardeos.
Sin embargo, la explosión en el barrio beirutí de Sad el Bauchrieh amenaza con volver a extender la violencia por el país.
Circulan versiones aparentemente contradictorias sobre si el autobús estaba circulando o estacionado y sobre el número de pasajeros que se encontraban a bordo del vehículo, que quedó completamente calcinado.
Los daños materiales son difícilmente calculables, y las televisiones ofrecieron imágenes de casas prácticamente reducidas a escombros, muros derribados, vitrinas destrozadas y coches incendiados.
Las autoridades informaron de la detención de un sospechoso que presuntamente pretendía huir a otro barrio momentos después de la explosión.
El grupo radical islámico Jund al Cham (Soldados de la Gran Siria) atacó la noche del domingo un puesto de control del Ejército, lo que desencadenó enfrentamientos intermitentes durante todo el día de ayer.
Sin embargo, la situación no llegó a desbordarse y con el paso de las horas volvió una relativa calma a ese campo, en el que viven unos 45 mil palestinos, ya que las milicias del grupo palestino Al Fatah se hicieron con el control de las calles.
“La situación está tranquila y estamos en vías de resolver la crisis”, aseguró el general libanés Hash Esleinan, quien añadió que el Ejército está trabajando en cooperación con las facciones palestinas.
El responsable de Al Fatah en el campamento, Munir Majdal, había dicho que las negociaciones para un alto el fuego habían avanzado en una reunión mantenida ayer por la mañana entre las facciones palestinas, aunque no se había concretado nada.
Asimismo, reconoció que se han evacuado a civiles a la vecina Sidón, si bien no pudo especificar en qué número. También en Nahar al Bared los palestinos negociaron un alto el fuego temporal para poder evacuar al menos a los heridos, como confirmó Aburaba al Shihabi, responsable político del grupo islamista Hamas para el norte del Líbano.
“Puedo anunciar que hay una negociación entre todas las partes palestinas para poder alcanzar un alto el fuego humanitario, aunque hasta el momento no se ha recibido respuesta por parte del Ejército”, aseguró Shihabi.
Sin embargo, este nuevo atentado -el cuarto desde que estalló la crisis de Nahar al Bared hace dos semanas, pero el de mayores dimensiones- amenaza con deshacer todos los pasos que se habían dado para alcanzar una solución.
Insta la ONU a donar 12.7 mdd para palestinos
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) instó ayer a la comunidad internacional a que destine 12.7 millones de dólares a los refugiados que huyeron del campo de Nahar al Bared a causa de los enfrentamientos.
El organismo hizo esta petición en el que aseguró que "27 mil refugiados palestinos han huido de sus hogares y se han concentrado en el campamento vecino de Bedawi y en otros campos de refugiados del Líbano a causa de los choques violentos de Nahar el Bared".
Unas 30 mil personas vivían en ese campo antes de que el pasado 20 de mayo el Ejército libanés y combatientes del grupo radical suní Fatah al Islam, atrincherados en Nahar al Bared, iniciaran unos combates que todavía no han acabado.
