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Dejan enfrentamientos en Alemania mil heridos

CUMBRE G8 | ANALIZA LA POLICÍA ENDURECER LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

Efectivos de la Policía antidisturbios vigilan una marcha organizada para protestar contra la cumbre del Grupo de los Ocho (G8) en Rostock, Alemania. (EFE)

Efectivos de la Policía antidisturbios vigilan una marcha organizada para protestar contra la cumbre del Grupo de los Ocho (G8) en Rostock, Alemania. (EFE)

EFE

Manifestantes del llamado ‘bloque negro’ lanzaron botellas contra los agentes policiacos.

El tercer día de protestas contra la globalización se saldó con nuevos altercados, aunque de poca intensidad, entre los manifestantes violentos del llamado “bloque negro” y la Policía que estudia endurecer sus medidas para controlar a los alborotadores tras la batalla campal del sábado en Rostock.

La manifestación “Otro mundo es posible”, convocada por cerca de trescientas organizaciones para reclamar al G8 soluciones al cambio climático y a la pobreza en África, terminó ayer con cerca de mil heridos, la mitad de ellos policías.

Durante la jornada de protesta de ayer, con el lema “Éxodo y migración” que perseguía reclamar la libertad de movimiento para las personas y más derechos para los inmigrantes, cerca de cuatrocientos violentos lanzaron botellas contra los agentes.

Según fuentes policiales, cuatro de ellos fueron detenidos por portar pasamontañas algo que prohíbe la legislación alemana, que obliga a que los participantes en las protestas puedan ser reconocidos por la Policía.

Las autoridades alemanes mantienen en prisión preventiva a otras seis personas (dos españoles, dos polacos, un ruso y un belga) que permanecerán en prisión como mínimo hasta el viernes.

Los disturbios se desarrollaron en el barrio de Rostock-Lichterhagen, donde los manifestantes se concentraron en rechazo a los ataques a los que grupos neonazis y extremistas de derecha sometieron a refugiados vietnamitas en 1992.

Cerca de un millar de personas bloquearon también, de forma pacífica y durante unos minutos, la oficina de Extranjería de Rostock para denunciar “la persecución y las vejaciones” que sufren los inmigrantes en Alemania.

El tercer día de protestas se vió marcado, en el plano político, por un arduo debate sobre la actuación de las fuerzas de seguridad y por la búsqueda de fórmulas más contundentes para controlar a los alborotadores especialmente a partir de mañana miércoles, en que comienza oficialmente la cumbre de Heiligendamm.

El ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, afirmó que los incidentes de Rostock obligan a extremar las precauciones esta semana y calificó a los violentos de “criminales” contra los que, a su juicio, se debe actuar “con toda la dureza”.

La canciller alemana, Ángela Merkel, expresó su confianza en la Policía y afirmó que el uso de la violencia no es ningún medio para alcanzar un fin ni se justifica con nada.

Por su parte, el jefe de Gobierno regional de Meckleburgo-Antepomerania, Harald Ringstoff abogó por que se puedan realizar detenciones preventivas, previas a las manifestaciones, para “tener controlados” a los potenciales violentos y así evitar episodios como los de Rostock.

Comparan cerca de seguridad al Muro de Berlín

Varios transeúntes miraban ayer lunes, con una mezcla de curiosidad y disgusto, la cerca coronada por una alambrada de púas que separará a los líderes del Grupo de los Ocho del resto de Alemania durante la cumbre de esta semana.

Algunas medidas de seguridad han evocado en algunos alemanes los recuerdos del Muro de Berlín.

"No estoy seguro de que esto sea necesario", dijo Ralf Klonschinski, quien vive cerca de la ciudad oriental alemana de Dresde, mientras miraba las cámaras de seguridad y las lámparas emplazadas sobre el muro de dos metros y medio de altura.

"Esto no es bueno, tomando en cuenta la historia de Alemania. Tuvimos algo así en Alemania Oriental, y ahora está aquí de nuevo".

Las autoridades alemanas han enfrentado críticas por tomar muestras aromáticas de un puñado de opositores al G-8, durante una investigación anterior a la cumbre. Esa técnica fue usada por la temida Policía secreta de Alemania Oriental para rastrear a los disidentes con sabuesos.

También han surgido críticas a la Policía, por interceptar y abrir el correo de un sospechoso.

La cerca de 12 kilómetros de longitud, afianzada por grandes bloques de concreto en cada poste que la sostiene, está reforzada con vigas de hierro clavadas en el piso, para impedir que la gente pase por debajo. Los manifestantes no podrán acercarse siquiera para ver la cerca. La semana pasada, un tribunal ratificó una medida que prohíbe a los manifestantes aproximarse a menos de seis kilómetros de la valla.

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Escrito en: G8

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