AP
Iowa, EU.- La senadora Hillary Rodham Clinton, preguntada por su voto a favor de la guerra de Irak, dijo ayer que no se puede repetir el pasado y agregó que los demócratas necesitan un candidato presidencial que inspire confianza en temas de seguridad nacional.
En su primera gira electoral, la senadora dijo a los activistas del partido que en 2008 los demócratas encararán ?a un rival que será muy duro y enérgico, incluso quizá belicoso?.
Fue seguramente una referencia al senador republicano John McCain, que ha respaldado el envío de refuerzos a Irak, como anunció el presidente George W. Bush.
La ex primera dama indicó además que aprendió las lecciones de las dos últimas campañas presidenciales, ambas perdidas por los demócratas porque reaccionaron con lentitud a las críticas.
?Cuando uno es atacado, hay que derribar al oponente?, dijo Clinton. ?He pasado por guerras políticas más largas que lo que han vivido algunos de ustedes. Debemos estar preparados para dar la cara y contraatacar?.
Clinton, que anunció su candidatura la semana pasada, dijo que los demócratas no pueden ceder el tema de la seguridad a los republicanos.
?Tenemos que postular a alguien que tenga la confianza y la fe del pueblo estadounidense para adoptar las decisiones difíciles como comandante en jefe?, dijo la senadora. ?Ése es el tema clave?.
CONVERSACIÓN ON LINE
La senadora Hillary Rodham Clinton lanzó su campaña como una ?conversación? e invitó a los votantes a dialogar con ella, como lo hizo por ejemplo Richard Nixon en su campaña a la presidencia de 1968.
El esfuerzo de Clinton de presentar a su campaña como una ?conversación? tiene antecedentes políticos que superan la ?gira para escuchar? de su campaña para lograr un escaño del Senado, o las ?conversaciones sobre el cuidado de la salud? que alentó durante sus infructuosos esfuerzos de reformar ese sector en 1993.
Su esposo, Bill Clinton, realizó su propia gira para escuchar a los votantes antes de postularse a la Presidencia en 1992.
El lanzamiento de la campaña como una conversación es un truco, consideraron algunos analistas políticos, pero aclararon que no necesariamente es malo.