La inmigrante indocumentada mexicana Elvira Arellano, quien fue deportada por EU a México, dijo que espera reunirse hoy con su hijo en la ciudad de Tijuana para decidir si el menor se queda con ella en este país.
La activista dijo que sus planes son regresar a su natal estado de Michoacán, y que esta tarde recibirá a su hijo, Saúl Arellano, de ocho años, para preguntarle si quiere quedarse en Estados Unidos, donde nació el menor, o se va con ella a su casa en Michoacán.
Arellano, convertida en un símbolo de la lucha por los derechos de los inmigrantes sin permiso en EU., por haber estado un año refugiada en una iglesia de Chicago para evitar ser deportada, se aloja en Tijuana en la casa de un abogado amigo de la familia, donde se reunirá con su hijo.
La activista no quiso dar más detalles, aunque adelantó que sí su hijo decide permanecer en Estados Unidos quedará a cargo de su madrina, Emma Lozano.
Está previsto que el niño viaje hoy a Tijuana desde Los Ángeles, California, con gente de la misma iglesia metodista a la que pertenece Arellano, según dijo la activista.
"Ya estoy en mi país, estoy en México y aquí nada me pueden hacer", dijo Arellano, quien afirmó sentirse tranquila, tras su detención y deportación, y añadió que fue devuelta a México porque se convirtió "en una amenaza para Estados Unidos".
Arellano fue deportada a México esta madrugada después de ser arrestada en Los Ángeles (California) cuando pretendía apoyar un movimiento a favor de los inmigrantes.
Dijo que no fue maltratada durante su aprehensión y traslado a la frontera con Tijuana, adonde fue acompañada por elementos del Grupo "Beta", cuerpos de asistencia a inmigrantes mexicanos, y algunos de sus "hermanos" de la Iglesia a la que pertenece.
Recordó que hace diez años cruzó de manera clandestina a Estados Unidos y que en este período nunca fue detenida, y que trabajó en todo para sobrevivir.
Aseguró que durante el tiempo en que estuvo refugiada en una iglesia en ese país y se convirtió en un icono de la lucha migratoria, cuando evitó durante todo un año una orden de deportación, aunque participó activamente en movimientos a favor de los indocumentados.
Su detención se dio en la ciudad californiana de Los Ángeles, situada a unos 300 kilómetros al norte de Tijuana.
La Cancillería mexicana solicitó a las autoridades estadounidenses una explicación sobre la detención de la activista y de cómo se le informó sobre su derecho a la asistencia consular, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
El Consulado General de México en Los Ángeles envió una carta a las autoridades migratorias en la que expresó su preocupación por la detención y deportación de la mexicana.
En tanto, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, pidió que el gobierno mexicano, a través de la cancillería, proteste de manera enérgica por la deportación de Arellano.
La deportación, dijo Soberanes a la prensa, "abona al clima de confrontación que existe entre ambos países y es un capítulo más en la larga historia de desencuentros en materia migratoria".
Exigió que la postura mexicana sea enérgica para que las "violaciones a los derechos humanos (a los indocumentados) no se vuelvan algo normal", asimismo criticó que organismos internacionales no se preocupen por el trato que los inmigrantes mexicanos reciben en Estados Unidos.
En Los Ángeles Jim Haynes, director del Servicio de Inmigración y Aduanas de EU. en esa ciudad, señaló que Arellano fue repatriada con todas las garantías de seguridad y sin que se produjera incidente alguno.
Haynes recordó que Arellano, que ya había sido devuelta en 1997 a México por encontrarse ilegalmente en EU., pero reingresó ilegalmente a ese país, lo que podría haberle ocasionado una condena a 20 años de cárcel.
