México es un país maravilloso; en sus dos millones de kilómetros cuadrados podemos encontrar casi toda la diversidad de regiones, microclimas, condiciones orográficas e hidrográficas que permitirían en teoría la sobreproducción agropecuaria que permitiera la tan anhelada autosuficiencia alimentaria e inclusive la exportación masiva de productos derivados del campo a otros países y regiones menos favorecidos por la diversidad multifactorial en tierras, climas y condiciones que tiene nuestro país.
Sin embargo, la realidad nos muestra un campo depauperado, que imposibilita en la mayoría de los casos que aquellos trabajadores que por origen y vocación quisieran sacar de él los rendimientos para una vida digna y productiva, acaben desesperados huyendo de ese entorno para ir a engrosar los cinturones de miseria de las grandes ciudades o a dejarse seducir por el espejismo del sueño americano.
Por ello es que urge la contemplación de un auténtico derecho agrario integral que contemple con valentía, pero también con una metodología científica clara e inteligente el arduo problema del campo mexicano, para ir resolviendo problemas ancestrales que lo agobian y que van desde la regulación jurídica de la tenencia de la tierra, a la seguridad fáctica de esa detentación, hasta la convivencia de los usos y costumbres añejos con las modernidades que trae consigo la globalización en lo que se refiere a los modernos procesos de financiamiento, explotación, mercadotecnia, reprocesamiento, distribución y venta de los productos cultivados en el campo mexicano, ya sean agrícolas, ganaderos, silvícolas o forestales.
Resulta por ende gratamente reconfortante leer el más reciente libro de ese gran experto del derecho Agrario que es el doctor Isaías Rivera Rodríguez y que titulado Derecho Agrario Integral, acaba de ser publicado por la editorial Porrúa.
El doctor en derecho y especialista precisamente en la regulación jurídica del agro mexicano Isaías Rivera reúne en su persona cualidades difíciles de concretar para convertirse en una verdadera autoridad en esta materia.
Su calidad académica y magisterial en ramas como el Derecho Administrativo y Agrario cuyas cátedras ha desempeñado brillantemente desde hace varios años, se aúna a la experiencia práctica llevada a cabo con destacada eficiencia y honestidad tanto a nivel del Gobierno del estado de Jalisco, como en el ámbito federal habiendo sido en el pasado sexenio procurador agrario de la Federación.
Esa autoridad moral del conocimiento teórico y práctico de la materia hace que el libro Derecho Agrario Integral se nos presente como un documento de necesaria lectura para todo aquel que esté preocupado en la mejor regulación jurídica posible del fenómeno del agro mexicano no sólo por las implicaciones que la técnica jurídica adecuada pueda suponer a la optimización de esa rama del derecho, sino sobre todo para conseguir mejor productividad y por ende para que el campo se convierta nuevamente en ese lugar que atraiga a muchos hombres y mujeres esforzados que procuren sacar de su noble superficie, los rendimientos necesarios para su bien ser y bienestar y además consigan la auto suficiencia alimentaria del país.
