Rigoberta Menchú recibió el premio Nobel de la Paz en 1992 por su trabajo en favor de los pueblos indígenas. (AP)
Especialistas consideran que Menchú se equivocó al considerar que los indígenas votarían de forma gremial.
Rigoberta Menchú dijo que su baja votación fue producto del racismo, pero algunos analistas opinan que se equivocó al considerar que los indígenas votarían de forma gremial y lanzarse al ruedo sin el apoyo de un partido o movimiento social fuerte.
“Creo que fue un error pensar que los indígenas iban a votar por ella solo por ser indígena, además el hecho de que el 95% de la población la conozca y tenga buena opinión de ella no quiere decir que voten por ella para la presidencia... lograr eso requiere trabajo”, dijo ayer el analista y académico indígena Estuardo Zapeta.
Menchú ha explicado los magros resultados que estaba previsto que obtuviera desde la perspectiva del racismo que divide a los guatemaltecos en indígenas y ladinos, como se conoce a los blancos y mestizos en este país donde el 42% de los 13 millones de habitantes pertenece a una etnia maya.
José Zedillo, un vendedor ambulante de un poblado cercano a donde es originaria Menchú, dijo que “cuando se firmó la paz (en 1996), ella prometió que nos iba a ayudar y la única vez que la vimos por Nebaj fue cuando llegó a pedir el voto este año”.
Menchú recibió el premio Nobel de la paz en 1992 por su trabajo en favor de los pueblos indígenas. Tuvo mucha relevancia durante los años anteriores y posteriores a la firma de los acuerdos de paz que en 1996 pusieron fin a 36 años de guerra civil que dejó unos 200,000 muertos en Guatemala, la mayoría de ellos indígenas.
En 2004 aceptó ser la embajadora de buena voluntad para los acuerdos de paz, un cargo creado “ad hoc” por el Gobierno de Óscar Berger para incluirla en el gabinete.
“Rigoberta no tiene tras sí una organización de masas, un movimiento social, como lo tenía y lo tiene en Bolivia Evo Morales. No tiene una estructura partidaria que cubra las muchas regiones indígenas del país”, dijo el sacerdote jesuita Ricardo Falla a la revista nicaragüense Envío.
Falla, un sacerdote afín a la teología de la liberación, es autor del primer documento sobre las masacres cometidas por el Ejército y actuó como testigo en el juicio que Menchú planteó en España contra varios ex oficiales guatemaltecos entre ellos, el general Efraín Ríos Montt.
Menchú, que obtuvo menos votos que los diputados por Encuentro por Guatemala, el partido que la postuló y que en Uspantán, su pueblo natal, recibió poco más de 200 votos, ha dicho que el empresariado le vedó el financiamiento a su candidatura.
Sin embargo, el analista y académico indígena Álvaro Pop, asegura que hay logros qué rescatar. “Sólo el anuncio de su candidatura hizo que otros partidos se aprestaran a nominar candidatos indígenas a alcaldías y diputaciones”, dijo.
Además, explicó, queda el movimiento de líderes indígenas Winaq, que servirá de germen para un partido político integrado por mayas que, en futuras elecciones, podría postularla con más éxito.
Confirma Tribumal segunda vuelta
Los resultados de las elecciones del pasado domingo en Guatemala, publicados ayer en la página Web del Tribunal Supremo Electoral (TSE), confirman una segunda vuelta electoral para disputar la Presidencia del país entre Álvaro Colom y Otto Pérez Molina.
Según los datos del TSE, cuando se han escrutado el 99.16 por ciento de los votos, el socialdemócrata Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), marcha en primer lugar con 923,275 votos, es decir el 28.26 por ciento.
En segunda posición se ubica Pérez Molina, general retirado y abanderado del derechista Partido Patriota (PP), con 729,358 votos, equivalentes al 23,55 por ciento.
Debido a que no hubo candidato que obtuviera el 50 por ciento más uno de los votos válidos, según la legislación local será necesaria una segunda vuelta entre Colom y Pérez Molina, que se celebrará el 4 de noviembre.
El TSE tiene previsto oficializar el cien por ciento de los resultados de los comicios del pasado domingo, hoy miércoles.
Queman casa de alcalde reelecto
Un grupo de vecinos inconformes con los resultados de la elección del domingo quemó la casa del alcalde del municipio de Palín, José Enrique López, quien logró reelegirse.
“Queremos que se repitan las elecciones, queremos una segunda vuelta... el domingo vinieron a votar personas que no son del municipio, eran tantos que en seis autobuses vinieron”, dijo uno de los inconformes, Rodolfo Alvarez.
Unos 500 policías con equipo antidisturbios tomaron las calles de ese municipio, ubicado a unos 60 kilómetros al sur de la capital y enfrentaron a grupos de revoltosos que les recibieron a pedradas. Los agentes lanzaron decenas de granadas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes.
Los vecinos que protestaban en las calles de Palín aseguraban que López habría utilizado su poder como alcalde para falsificar cédulas de identidad para permitir a sus simpatizantes votar más de una vez.
En al menos 10 municipios hubo disturbios en las horas posteriores a la elección y los revoltosos quemaron las urnas en al menos tres de estas localidades.
En la mayor parte de los casos, los disturbios ocurrieron cuando los vecinos protestaban contra las autoridades municipales que intentaban reelegirse.