La Junta Militar de Myanmar desafió ayer las presiones internacionales de las que ha sido objeto por la represión que ejerció para sofocar las protestas del mes pasado, en las que se exigía la democracia en el país y declaró que no cederá a ellas.
El régimen militar birmano reaccionó de esta forma a la cancelación de un paquete de ayuda por parte de Japón y a la decisión de la Unión Europea (UE) de imponer nuevas sanciones contra Myanmar (antes Birmania), según reportes de la prensa estatal de esa nación asiática.
La Junta Militar criticó una vez más la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), aprobada la semana pasada, que deploró la violencia utilizada contra las protestas y pidió diálogo con la Oposición y la libertad de presos políticos.
El Gobierno birmano aseguró en principio que no hay prisioneros políticos en su país y que los detenidos violaron la Ley que prohíbe la concentración de más de cinco personas, de acuerdo con los reportes conocidos en esta capital.
Afirmó que la resolución de la ONU “no supone motivo alguno de preocupación” pues sólo deploró los hechos, que tampoco “constituyen una amenaza para la seguridad y la paz regional o internacional”, por lo que el organismo no puede tomar medidas contra el país, dijo.
“Seguiremos adelante, no hay motivo para cambiar el rumbo”, sostuvo el régimen militar, que culpó a los medios de comunicación extranjeros de “sembrar pánico entre la población” birmana.
La postura del Gobierno de Myanmar fue dada a conocer cuando se ha incrementado la presión internacional para que ponga fin a la represión y inicie conversaciones con la líder de la opositora Liga Nacional para la Democracia (LND), Aung San Suu Kyi.
Japón, uno de los principales donadores de Myanmar, anunció ayer la cancelación de un paquete de ayuda a ese país por 4.7 millones de dólares, después de que el Ejército birmano abatiera a un periodista japonés durante la represión de las manifestaciones.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE aprobaron la víspera nuevas sanciones contra el régimen militar birmano, incluido un embargo sobre las exportaciones de madera, joyas y metales y amenazaron con futuras multas.
El presidente estadounidense George W. Bush, cuyo Gobierno ya impuso sanciones, llamó para una “enorme” presión internacional para dejar en claro al régimen militar que será completamente aislado de la comunidad internacional si mantiene su posición.
Admiten detener a tres mil personas
La Junta Militar de Birmania confirmó ayer que ha arrestado a casi tres mil personas desde que comenzó la represión de las protestas de los monjes budistas y al menos 500 siguen en prisión, mientras continúa buscando a más manifestantes.
Un comunicado oficial del régimen publicado en la portada del diario “The New Light of Myanmar”, que habitualmente emplea para difundir sus mensajes, señaló que aquellas personas “que lideraron, tomaron parte o apoyaron las agitaciones de septiembre fueron requeridas y están siendo sometidas a interrogatorios”.
“Algunas de ellas todavía están esperando a ser interrogadas y lo serán todas las que sean liberadas”, agregó la nota.
El enviado especial de la ONU para Birmania, Ibrahim Gambari, se encuentra de gira por varios países asiáticos en busca de apoyo para solucionar la crisis y lograr que la Junta Militar libere a todos los presos políticos y detenidos durante las marchas, brutalmente reprimidas por las Fuerzas de Seguridad.
Hasta ayer, el régimen admitía que diez personas murieron durante la represión de las protestas y unos 2,700 manifestantes arrestados, aunque fuentes de la disidencia calculan que el número de muertos se acerca a 200 y que los detenidos superan ampliamente los 6,000.
