En 50% de los casos, aproximadamente, los genes desempeñan alguna función, y en esta prueba, demuestra que 'el CD38 regula el peso corporal'. (Archivo)
Un equipo de científicos de la Clínica Mayo trabajaban arduamente en la búsqueda de pistas moleculares de la longevidad y ese camino los llevó a una destino intermedio inesperado. Descubrieron que la presencia de un gen identificado como CD38 hizo que los ratones, en los que se realizaba el estudio, engordaran.
La sorpresa fue mayúscula, pero alentadora. Los investigadores verificaron mediante el estudio que, ante la ausencia del gen CD38 en ratones con dietas altas en grasa, estos no ganaron peso, mientras que los animales que lo portan se pusieron obesos.
El hallazgo ha sido publicado en la página electrónica de The FASEB Journal, de la Federación de Sociedades Americanas para Biología Experimental.
El doctor Eduardo Chini, anestesiólogo de Clínica Mayo y autor corresponsable del estudio, dice que "la obesidad es un problema complejo que se agrava por múltiples factores, uno de los cuales son nuestros genes".
En 50 por ciento de los casos, aproximadamente, los genes desempeñan alguna función, y en esta prueba, demuestra que "el CD38 regula el peso corporal".
Pero todavía falta camino por recorrer. Identificar los mecanismos de señalización que conducen a la obesidad inducida por una dieta alta en grasas y calorías, constituye una parte fundamental para la comprensión y desarrollo de nuevos tratamientos, subraya el científico.
Ciencia pura
Los investigadores de Clínica Mayo abren su laboratorio:
1. La investigación en modelos animales demostró que restringir calorías puede disminuir el colesterol y la presión sanguínea, los cuales a menudo se consideran biomarcadores del envejecimiento.
2. Las investigaciones publicadas en modelos animales revelan que la restricción de calorías (definida como un consumo de 30 a 40 por ciento menos del promedio normal de la ingesta diaria) puede encender el gen SIRT1, uno de los miembros de una familia de siete genes asociados con la longevidad.
3. Igualmente, estudios recientes han demostrado que el receptor químico PGC1 (coactivador-1 del receptor de peroxisoma activado por proliferador) desempeña una función principal en el desarrollo de la obesidad y control del metabolismo.
4. Los genes SIRT activan al PGC1; y al hacerlo, compensan los efectos negativos de la obesidad (al menos en ratones). Sin embargo, no se había explicado hasta ahora la forma en la cual el PGC1 realmente funciona.
5. En estudios de laboratorio anteriores del equipo de investigación de Clínica Mayo, se demostró que el CD38 participa en la regulación de una amplia variedad de vías de señalización, como por ejemplo, en aquellas que regulan el metabolismo de la energía.
6. Los últimos estudios realizados en humanos revelan una posible conexión entre CD38 y el metabolismo, particularmente con el síndrome metabólico, que abarca problemas de salud que normalmente afligen a las personas obesas e incluyen hipertensión y niveles elevados de insulina así como de colesterol.