EFE
París.- Agentes de la policía francesa descubrieron un nuevo caso de "esclavitud moderna" en Francia, al encontrar a un hombre que llevaba trabajando 15 años en condiciones infrahumanas en un taller textil de la sureña localidad de Lyon.
De acuerdo con las autoridades policiales, el hombre llamado Christian trabajaba desde 1992 en el taller textil de una familia de Túnez más de 40 horas semanales por alrededor de 120 dólares al mes, alrededor de 12 veces menos que el salario mínimo en Francia.
En Francia, quinta economía mundial y uno de los países con el coste de vida más elevados del mundo, el salario mínimo (SMIC) ronda los mil 621 dólares mensuales por una jornada semanal de 35 horas.
Con los seis dólares que percibía aproximadamente al día, Christian compraba pan y vino para sobrevivir aunque el salario apenas le alcanzaba para comer, según la investigación de la prefectura de policía de Lyon.
El hombre, un francés que se había arruinado a principios de la década de los años noventa, vivía en condiciones infrahumanas y dormía sobre unos trapos en el suelo, en el taller donde trabajaba, según la policía.
El caso, que ha conmocionado a la sociedad francesa, fue descubierto por azar tras un control realizado en el taller textil en el que trabajaba, después de que se registró un incendio.
El hombre ha sido acogido por varias asociaciones de apoyo a los indigentes de Lyon, la segunda ciudad más habitada de Francia.
El propietario del taller, un hombre de 60 años, ha sido detenido y procesado por explotación laboral y "atentado contra la dignidad humana".
La investigación reveló que el patrón engañaba a las autoridades laborales francesas al no declarar la mayoría de las horas trabajadas por los empleados.
También se sospecha que incendió su propio taller para tratar de cobrar el seguro que había contratado.
El caso es uno más del fenómeno de la "esclavitud moderna" descubierto en Francia en los últimos años. Antes, la policía francesa había encontrado a varias mujeres en París trabajando como servidumbre que eran explotadas y no recibían un salario.
Los casos más destacados de los últimos años fueron los de algunos diplomáticos africanos en París, que se descubrió que tenían "verdaderas esclavas" como empleadas de hogar denunciaron fuentes policiales a medios locales.