El obispo de Torreón, José Guadalupe Galván, echa incienso sobre el féretro del obispo emérito Fernando Romo Gutiérrez al término de la misa exequial en la parroquia de San José que fue presidida por el obispo Galván, 95 sacerdotes de Torreón y ocho obispos y arzobispos de todo el país. Don Fernando fue sepultado en la tarde en la Catedral del Carmen. (Fotografía de Ángel Padilla)
Torreón, Coah.- Más de mil personas, los sacerdotes de la Diócesis de Torreón y obispos de varias partes del país despidieron ayer al primer obispo de Torreón, Fernando Romo Gutiérrez, quien por la tarde fue sepultado en la Catedral del Carmen.
La misa exequial, la primera que se realiza en Torreón por un obispo, se llevó a cabo en la parroquia de San José, que se vio abarrotada de fieles y fue celebrada por el obispo José Guadalupe Galván, quien tenía detrás a los 95 sacerdotes de la Diócesis y a ocho obispos y arzobispos.
Don Fernando murió el sábado al mediodía, a los 92 años de edad.
En el último adiós lo acompañaron familiares procedentes de Guadalajara, así como el sucesor de don Fernando en Torreón, y actual arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes.
También estuvieron el arzobispo de Durango, Héctor González Martínez; el obispo de Ciudad Juárez, Renato Ascencio; el obispo emérito de Saltillo, Francisco Villalobos; el obispo emérito de El Salto, Manuel Mireles, y obispos auxiliares de Monterrey y Guadalajara.
El torreonense Rafael Romo, quien fue rector del Seminario de Torreón y actualmente es arzobispo de Tijuana, leyó la homilía en la que recordó a quien fue su maestro y mentor y en la que repasó la vida de don Fernando y su papel como obispo.
Enno Bezzone, secretario de la Nunciatura del Vaticano en México, leyó el mensaje de pésame del Papa Benedicto XVI.
Don Fernando murió a cinco meses de celebrar el 50 aniversario de su ordenación como obispo y en medio del Jubileo de Oro de la Diócesis que dirigió durante 32 años.
“Sentimos mucho su muerte porque estando en nuestro año jubilar todos esperábamos celebrarlo el 19 de abril de 2008”, dijo el obispo Galván. “Pero se nos adelantó y ahora ya está en el cielo cargado de buenas obras porque siempre procedió con un corazón recto y con manos dispuestas a trabajar”.
El arzobispo Morales, quien fue coadjutor de don Fernando y luego obispo de Torreón durante nueve años, dijo que “hubiera sido extraordinario que él estuviera presente (en el Jubileo), sin embargo, Dios tiene sus caminos. Siempre recuerdo de don Fernando su gran afecto por los pobres, y su amor a la vida”.
En entrevista, el arzobispo Romo recordó a don Fernando como “un hombre de puro corazón. Siempre estuve cerca de él porque me ordenó como sacerdote. Ahora Torreón ya tiene un intercesor con Dios”.
Después de la misa, una procesión pasó por la avenida Abasolo, la calzada Colón y la avenida Matamoros hasta la Catedral del Carmen, para depositar el sencillo féretro de madera en una cripta en la capilla del Santísimo Sacramento. El cuerpo de don Fernando fue sepultado alrededor de las tres de la tarde entre rezos de los obispos y sacerdotes y el llanto de las religiosas.
A partir de este martes, la capilla estará abierta para los fieles y el obispo Galván iniciará el novenario a las 19:30 horas.