Cientos de personas hicieron fila ayer, en el último día de exhibición.
Más de 400 mil visitantes admiran el homenaje nacional que se exhibió durante dos meses en Bellas Artes
MÉXICO, DF.- La explanada del Palacio de Bellas Artes y la Alameda Central fueron insuficientes para albergar a los miles de visitantes que se aglutinaron desde las 5:00 de la mañana de ayer domingo para recorrer en su último día la exposición Frida Kahlo 1907-2007: Homenaje Nacional.
No importó recortar unas horas de sueño o si el trayecto al Palacio de Bellas Artes les tomaría unos minutos o unas horas, lo que la gente quería era ser parte de los más de 400 mil visitantes que pudieron admirar la colección más completa de Frida jamás reunida.
Sus obras, sus cartas, su vida y particularmente su relación de pareja con Diego Rivera, fueron algunos de los motivos que provocaron que los visitantes acudieran en este último día e incluso que esperaran horas antes de poder ingresar al recinto de mármol y conocer más de cerca a la pintora a través de su trabajo.
No habían pasado ni cinco horas de que el Palacio de Bellas Artes había cerrado sus puertas de la jornada anterior (00:20 horas), cuando comenzaron a llegar los primeros visitantes del domingo.
Alberto Ontiveros, de 23 años, proveniente de la zona de Taxqueña, fue el primero en llegar, y aunque su intención no era ser el número uno en la fila, sí quería recorrer la exposición lo más pronto posible, para finalizar antes de que comenzara el partido de futbol Pumas-América.
Si bien había acudido otros días al Palacio de Bellas Artes, Alberto no había tenido la paciencia para formarse y esperar a que avanzara la larga fila, por lo que ahora, el último día de la exposición, “no había más pretextos y decidí levantarme temprano”.
Unos minutos más tarde, María de los Ángeles Lara Ortiz y José Fabián, provenientes de Cuajimalpa y Xochimilco, respectivamente, llegaron hasta una de las entradas del Palacio, donde pacientemente esperaron casi cinco horas para entrar en punto de las 10:00 horas.
Cuando el Palacio de Bellas Artes abrió sus puertas, la fila ya daba vuelta a la explanada del recinto, se extendía por uno de sus costados hasta la avenida Hidalgo y de allí a través de la Alameda Central, hasta rodearla, por ahí del mediodía.
De acuerdo con reportes de asistencia, al cierre del sábado 18 de agosto, 394 mil 964 personas habían visitado esta exhibición, por lo que los organizadores estimaban que la cifra total ascendería a más de 415 mil.
Con esos números, Frida no sólo rompió récord de asistencia en cuanto a las exposiciones montadas en el Palacio de Bellas Artes, sino que se convierte en una de las más visitadas dentro de las muestras montadas en México.
La afluencia es comparable con exhibiciones como la de Francisco de Goya, en el Museo Nacional de Arte, que fue visitada por 300 mil personas durante los tres meses que estuvo disponible.
Y aunque Faraón: El Culto al Sol en el Antiguo Egipto, en el Museo Nacional de Antropología, se mantiene como la exposición líder en cuanto a número de visitantes con 600 mil, hay que tomar en cuenta que tardó seis meses en exhibición.
Antes, en 1998-1999, en el Museo de San Carlos se exhibió un muestra dedicada a Rubens, que en cuatro meses y medio fue vista por 500 mil personas, mientras que la Era Victoriana, exhibida por espacio de cuatro meses en 1997, fue visitada por 370 mil.
Reconstruyen historia de la Casa Azul
Concentrada desde hace unos meses en escribir la historia de la Casa Azul, la historiadora Beatriz Scharrer dio a conocer que el punto de partida de su investigación es un croquis elaborado por la pintora Frida Kahlo, en el que describe la distribución original de su hogar: la Casa Azul de Coyoacán.
Scharrer comentó que el inmueble, una construcción de estilo porfiriano, de paredes claras y conservadoras fue adquirido por el fotógrafo Guillermo Kahlo en 1905 para vivir con su familia, y fue en este lugar donde en 1907, es decir, hace 100 años, nació la afamada artista de la plástica mexicana Frida Kahlo.
Explicó que el punto de partida de su investigación gira en torno a un croquis de esta vieja casona trazado por la propia Frida, documento hallado en el llamado “archivo secreto” de los artistas, recientemente abierto, y en cuya catalogación y estudio participan especialistas de diversas disciplinas.
Este documento es invaluable, ya que es una ventana al tiempo en el que Frida y Diego compartieron su estancia en este sitio, toda vez que en el croquis la pintora describe a detalle la ubicación de su estudio y el de su marido, la ubicación de los caballetes y hasta de las sillas, petates e ídolos de la casa.
La especialista comentó que como parte del croquis también se incluye el jardín, en cuya descripción Frida pinta los árboles de naranja, pino, chabacano y granadas, así como más de una treintena de macetas; entre los animales, agregó, dibuja un gato, un perro, un perico y una gallina.
Una de las curiosidades de este croquis, que en realidad da una idea muy puntual de cómo era la vida de Diego y Frida en la Casa Azul, incluye también la ropa, para lo que la artista trazó un mecate y dibujó las sábanas y demás prendas.
Destacó que el color azul se le puso a la casa en la década de los 30 durante la estancia de León Trotski en este lugar, toda vez que se piensa que podría haber sido blanca; aunque el azul era para la pareja Diego y Frida el color de la mexicanidad.
Asimismo, destacó que la Casa Azul fue originalmente más chica de la superficie que en la actualidad ocupa ya que solamente contaba con 800 metros cuadrados, sin embargo, en los años 30 Rivera salvó la casa del embargo y adquirió el terreno contiguo, lo que significó mil 40 metros cuadrados más.