Cada vez se torna más dificil el panorama para los campesinos del municipio de Pánuco de Coronado, quienes no ocultan sus carencias.
La promoción de tantos programas y apoyos federales causan frustración en el medio rural, a donde no llegan
El Siglo de Durango
PÁNUCO DE CORONADO, DGO.-En esta región no quieren a los campesinos, por eso muchos deciden emigrar a Estados Unidos o vender sus tierras, casi puros viejos quedan, comentaron Filiberto Villa Quiñones y Antonio Salas Mancha.
La actividad agrícola no es más que una “siembra de ilusiones”, no hay ganancias, sólo incremento de deudas y un sinnúmero de promesas que se hacen públicas y de las cuales no llega nada a los pobres, sólo los ricos prosperan en el campo.
En Pánuco de Coronado hay personas que dejaron las actividades del campo atrás, antes de llegar a la quiebra vendieron sus tierras, se fueron a la ciudad de Durango en busca de mejores oportunidades y otros a Estados Unidos, donde muchos trabajan igual o más forzados que en su tierra, pero al menos ven resultados, comentó Antonio Salas.
El medio rural es uno de los más explotados, el precio de los productos es muy bajo y aunque hay una gran cantidad de programas y apoyos destinados a este sector, sólo se anuncian así, pues en realidad siempre se quedan en el camino.
El Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo) es uno de los recursos que sí está llegando; sin embargo, no es comparable con la necesidad que tienen los agricultores, además de que cada vez es más difícil cobrarlo, pues “piden hasta las placas de la camioneta y muchos documentos”, comentó Salas Mancha.
Hay agricultores de Pánuco de Coronado que a pesar de que ya pasó el tiempo de la comercialización del frijol, aún tienen producto guardado; se resisten a venderlo en los 3.00 pesos o 2.80 que están ofreciendo los “coyotes” y sólo por la variedad pinto Saltillo.
“Otras variedades no las quieren, el pinto Villa no lo están recibiendo y el negro ni regalado, por lo que la situación para muchos se torna complicada en estas fechas”, dijo el entrevistado.
Por su parte, Filiberto Villa dijo que no es cuestión de quejarse sólo por hacerlo, “vean la indumentaria de los ejidatarios para que vean la necesidad que tienen”, comentó señalando a un grupo de agricultores que esperaba el pago del Procampo.
Villa Quiñones portaba una camiseta vieja, cachucha descolorida por el sol y un pantalón de mezclilla desgastado, mientras que Antonio Salas traía un sombrero maltratado, y unos zapatos que para evitar que se abrieran de la punta les colocó un clavo.
Sus manos ásperas, por las herramientas de trabajo y rostros arrugados y brazos quemados por los efectos de los rayos del sol reforzaban su comentario respecto de lo difícil y duro que es trabajar la tierra.
“Si el trabajo rindieran frutos justos, los apoyos federales llegarían realmente a quien lo necesita, no nos quejaríamos, pero es enajenante ver cómo los funcionarios estrenan vehículos, sus ranchos crecen y compran maquinaria, usando a los pobres como bandera”, dijo Villa Quiñones.
Como una probable solución, los ejidatarios de Ignacio Zaragoza, Pánuco de Coronado, dijeron que ayudaría mucho quitar a los grupos que sólo se alternan en el poder y se reparten las ganancias y se acepten los candidatos designados por el pueblo, situación que se ve complicada pues los cabecillas de los partidos políticos ponen a quien les place, sobre todo el Revolucionario Institucional (PRI).
Realidad que lacera
El olvido, falta de apoyo, corrupción, son cosas tan comunes que parece que se han convertido en algo normal porque todos las señalan pero nadie hace nada, comentó Filiberto Villa Quiñones, ejidatario de Ignacio Zaragoza.
Desde hace tiempo que el camino que comunica a su localidad está en malas condiciones, situación que las autoridades conocen pero disimulan.
Aquí, en algunos de los poblados de Pánuco de Coronado son muchos los que se van en busca del sueño americano y cuando regresan se topan con que en lugar de que su tierra progrese está en peores condiciones.
Esto causa sentimientos encontrados y el deseo de llevarse a las familias completas, por lo que cada vez hay menos gente en el medio rural, agregó.
