Torreón tuvo el festejo que merecía. Las fiestas del Centenario el pasado fin de semana lograron que nos olvidáramos de Controversias Constitucionales, obras atrasadas y conflictos políticos. La fiesta organizada por el Comité del Centenario y el Ayuntamiento fue digna de una ciudad que gracias a la visión y pujanza de sus habitantes es hoy una de las más importantes del país.
La potente voz de Fernando de la Mora, acompañada de la Camerata de Coahuila, logró que la noche de viernes en el Estadio de la Revolución se rompiera la división de clases cuando los más de 40 mil asistentes al evento cantaron las mañanitas a Torreón.
Sin embargo, es importante que a 2 días de la fiesta del Centenario tomemos conciencia como sociedad qué nos deja la celebración de los primeros cien años de nuestra ciudad. La reflexión es obligada, sobre todo cuando perdimos la oportunidad de tomar como “pretexto” el Centenario para mejorar la infraestructura de la ciudad, rescatar el Centro y sobre todo, generar en la población un sentimiento regionalista que nos motive con pequeños esfuerzos como el mantener las calles limpias, a mejorar en conjunto nuestro nivel de vida.
Las autoridades estatales y municipales están obligadas a dejar los festejos atrás para ponerse a trabajar y ahora sí, concretar los grandes proyectos de obras que se anunciaron con motivo de los cien años de Torreón. Previo a la fiesta vivimos días difíciles, con distintas manifestaciones de la violencia. La cual fue desde actos relacionados con el crimen organizado hasta enfrentamientos políticos entre el gobernador, Humberto Moreira y el alcalde, José Ángel Pérez. Ambos están obligados a aprender de la experiencia vivida, para dejar definitivamente atrás el encono y unir esfuerzos por el bien de la sociedad lagunera.
Apenas el sábado Humberto Moreira en la sesión solemne de la Quincuagésima Séptima Legislatura que se llevó a cabo en el Teatro Nazas dijo que “es un día para dar gracias por esta tierra, para trabajar todos juntos, para reflexionar y saber que todo se logra en unidad, nada en la dispersión”.
Más allá del discurso, es importante que en los hechos el Estado y el Ayuntamiento logren unir esfuerzos por el bien de Torreón. Pedirles que olviden sus intereses partidistas, honestamente sería ingenuo, además de que iría contra su naturaleza de políticos, lo que sí puede exigirles la sociedad es que cumplan con el trabajo que los ciudadanos les dieron a través del voto.
También en la misma ceremonia el alcalde, José Ángel Pérez, calificó el Centenario como un parteaguas, donde destacó los valores de su gente que ha logrado construir una ciudad que es un importante referente a nivel nacional. “Hoy en este día culminamos un ciclo y se abre un parteaguas en la historia de Torreón, es el momento de fijarnos metas para los futuros cien años”.
El mismo sábado el gobernador anunció más “regalos” para Torreón que van desde la aportación de 100 millones de pesos para construir un nuevo estadio de futbol, pasando por la construcción de un hospital de alta especialidad que se hará con recursos de los tres niveles de Gobierno, así como “importantes acciones de modernización vial sin precedentes que en conjunto serán el siguiente paso para fortalecer la infraestructura social y de servicios”.
Más allá de la alegría que puede provocar a la afición santista la construcción de una nueva casa para los “Guerreros”, es urgente que en la práctica las autoridades vean al Centenario como un parteaguas y doten a la ciudad de infraestructura suficiente tanto para la atracción de inversiones, como para el embellecimiento de Torreón. Pero antes de realizar cualquier acción, es necesario reflexionar qué ciudad queremos construir, preguntarnos hacia dónde vamos.
Un ejemplo de la falta de planeación, que hemos padecido por décadas, es que actualmente Torreón está por debajo de las normas nacionales e internacionales en cuanto a las áreas verdes existentes. De acuerdo con datos de la Dirección de Desarrollo Urbano, apenas un dos por ciento de la ciudad es área de recreación y deporte.
Esto cuando la Organización Mundial de la Salud establece que deben ser de nueve a 12 metros cuadrados lo que deben tener las ciudades de área verde por habitante para garantizar el sano desarrollo de las personas. La Secretaría de Desarrollo Social pide a los municipios que mantengan un tres por ciento del territorio como áreas verdes, mientras que la Organización de las Naciones Unidas recomienda un siete por ciento.
Y es que Torreón tiene una extensión total de 30 mil 501 hectáreas, la mitad de las cuales, es área urbanizada y entre éstas, se cuentan 331 hectáreas de áreas verdes, que equivalen al dos por ciento de la zona urbanizada. Estos datos evidencian la falta de un concepto y una planeación de ciudad. Dotar de infraestructura a una ciudad no es sólo construir puentes y privilegiar el uso del automóvil, también es mejorar el nivel de los servicios primarios, tener suficientes áreas verdes y principalmente, mejorar el nivel de vida de sus habitantes.
Torreón cumplió 100 años y los festejos fueron de altura, ahora debemos redoblar esfuerzos para mejorar lo hecho por nuestros antecesores y comenzar desde hoy la construcción del Torreón que queremos para el próximo centenario.
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