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DESTRUCTIVIDAD HUMANA

Dr. Fernando Villa Hernández (Psiquiatra)

Al referirnos a emociones y conductas humanas debido a nuestra naturaleza gregaria (social) las calificamos moralmente como buenas o malas, es importante que sea de esta manera ya que dependemos unos de otros para la supervivencia y desarrollo, sin embargo también tenemos los impulsos que se observan en los demás seres vivos como el miedo, alegría, amor, odio, egoísmo, deseo de construir y de destruir, el instinto territorial, envidia y de poder son innegables en nuestra especie, la prevalecía de estos impulsos dependen de la propia naturaleza pero el entorno es un factor determinante.

Cuando se vive en un ambiente con elementos de irracionalidad, la inseguridad en el futuro, una constante lucha por el territorio en un sistema familiar y social donde las reglas se violan por los fuertes o se manipulan aparecen emociones de despego a los semejantes, disminuyendo con ello los sentimientos de culpa necesarios para la socialización, provocando con ello la desintegración familiar y social, la sensación de estar solo (muy frecuente en la actualidad) fomenta en forma natural el egoísmo, la búsqueda del poder sin restricciones éticas usando la mentira, manipulación y destructividad.

Los líderes familiares y sociales muestran pocas normas éticas y las que tienen son poco creíbles, se provoca con ello disminución importante de la gobernabilidad quedando sólo el amago del castigo para intentar que las leyes se cumplan, lo que es insuficiente favoreciendo lo que se califica como “corrupción” aparente que significa estar fuera de las normas o manipulación de ellas lo que sería corrupción escondida.

Las familias y sociedades que han logrado un nivel intelectual más elevado dan a sus miembros más seguridad, permitiendo que cada miembro haga propias las reglas bajando la corrupción, se sienten orgullosos de pertenecer a su grupo o nación fomentando emociones de amor, solidaridad y respeto importantes para vivir en sociedad satisfaciendo además la necesidad de pertenencia.

La mala estructura familiar y social son los factores más importantes de la agresividad destructiva que se vive en la actualidad, es claro que en los países subdesarrollados es más intensa a excepción de los Estados Unidos de América que a pesar de tener un elevado desarrollo económico la organización social y su historia favorece la violencia.

Además del ambiente la naturaleza nos dota de impulsos agresivos, la testosterona que es la hormona masculina actúa desde antes del nacimiento y durante toda la vida del hombre provocando violencia e impulsos a hacer daño o matar, la civilidad, racionalidad y justicia general pueden lograr que estos impulsos se controlen y canalicen de otra manera, los deportes son una forma civilizada de canalizar este impulso, cuando la sociedad no cuenta con los atributos necesarios la violencia y destructividad prevalece en forma lamentable y peligrosa.

Las alteraciones psicológicas y la enfermedad mental son el sustento de actitudes agresivas y destructivas, el trastorno de personalidad (antes neurosis) provoca hipersensibilidad emocional dificultando el adecuado control de los impulsos entre ellos el agresivo, en el medio urbano y suburbano las personas tienen más alteraciones psicológicas motivadas por este trastorno, el medio rural (actualmente escaso) es afectado con menor intensidad.

Los problemas mentales como la depresión mayor, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la paranoia provocan destructividad autodirigida (suicidio) o hacia los demás en forma más frecuente y peligrosa.

En las noticias de la semana nos enteramos del lamentable asesinato de 32 personas en el Campus de una universidad de Virginia, perpetrado por un estudiante de origen coreano de nombre Cho Seung-Hui quien luego se suicidó, en este caso se puede mostrar la gran posibilidad de que se trate de una enfermedad mental llamada “psicosis paranoide”, los datos clínicos que apuntan a ello son las declaraciones y videos que mostró la T.V NBC, en ellos se observa una imagen de ansiedad, tristeza pero en forma especialmente intensa de odio, está armado con pistolas y muestra un martillo en forma amenazante, sus pensamientos expresan ira y deseo de matar posiblemente por sentirse perseguido (delirio paranoide de persecución y daño), humillado (delirio de daño y referencia), con gran envidia y pensamientos moralistas que lo lleva a decir: a sus mercedes no les bastaba con ser consentidos, sus collares de oro no eran suficientes presumidos, sus fondos en el banco no eran suficientes, su vodka y coñac no le bastaban, nada era suficiente para satisfacer sus necesidades hedonistas tenían de todo.

Elementos de mesianismo (sensación de que pensamientos y actos tienen inspiración divina) son claros al decir: gracias a ustedes muero como Jesucristo para inspirar a personas débiles e indefensas, y de nuevo en sentimiento de persecución cuando expresa: me arrinconaron y me dieron una sola opción.

Este joven fue una persona atormentada por la tristeza, sensación intensa de inferioridad, miedo, percepción de que los demás lo despreciaban, su moralismo lo empujó a sentir que sus compañeros por tener dinero y disfrutar de la vida (hedonismo) eran inmorales provocando el odio que lo llevó a matar y matarse.

El origen de la destructividad humana se encuentra en núcleo de nuestra naturaleza, los factores que la activan están presentes el entorno actual, sin duda provoca frustración, envidia, ansiedad, ira y depresión, las guerras, el odio racial, las filosofías extremas y la deficiente estructura social fomenta todo tipo de delincuencia, las enfermedades mentales la causan con mayor intensidad debido a la distorsión que producen en la percepción de la realidad como en la esquizofrenia y paranoia, la vivencia emocional intensa que se produce en el trastorno bipolar o la depresión mayor favorece la agresividad destructiva, como es el caso del estudiante de la universidad de Virginia quien seguramente padecía la enfermedad llamada “Psicosis Paranoide”.

La personalidad paranoide en México es muy frecuente, la psicosis paranoide es un problema también común, el diagnóstico, tratamiento y cuidados respectivos son indispensables para disminuir riesgos tan graves como lo que sucedió en la Universidad de Virginia.

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