VICENTE GUERRERO, DGO.- La detención de José Luis Aguilar Unzueta muestra el interés de las autoridades por frenar el narcomenudeo en esta región, lastre social que se expande en el medio rural en detrimento de la salud de los adolescentes y jóvenes.
Según el reporte de la Procuraduría General de Justicia, agentes de la Dirección Estatal de Investigación (DEI) capturaron al presunto “puchador” en plena faena de venta de droga conocida como “cristal”.
Una vez en manos de los investigadores, se encontraron en los bolsillos de José Luis cinco pequeños envoltorios de polietileno de varios colores que contenían la droga ya mencionada, mientras a Santos Casas Coronado se le detectó un envoltorio que había adquirido para su consumo.
José Luis, de 23 años de edad, con domicilio en calle Fresnos, número 104 de la cabecera municipal de Vicente Guerrero, reconoció su delito; mientras Santos, de 41 años de edad y con domicilio en el poblado El Ancón, negó dedicarse a la venta de droga, sólo es adicto.
Sin embargo, ambos sujetos fueron detenidos y puestos a disposición del agente del Ministerio Público, donde habrán de rendir su declaración antes de ser enviados al penal de Nombre de Dios o al Centro de Readaptación Social (Cereso) de Durango.
Al respecto, las autoridades municipales manifestaron su preocupación por el alto índice de narcomenudeo en Vicente Guerrero, donde los cuerpos policiales se ven imposibilitados para frenar este serio problema.
Influyentismo
El problema de narcomenudeo se presenta lo mismo en Vicente Guerrero que en Súchil y municipios vecinos de Sombrerete y Chalchihuites, Zacatecas, debido a la nula vigilancia de la Policía.
Los preventivos señalan que se sienten impedidos de detener o poner en orden a los jóvenes cuando escandalizan o los encuentran drogándose en las orillas del arroyo, pues de inmediato intervienen los padres de familia que niegan el problema de sus hijos.
Por otro lado, hay regidores que hacen el papel de “abogados” y de inmediato sueltan a los infractores; no pueden contra el influyentismo y eso traerá serias consecuencias en un futuro no muy lejano.
Señalan los preventivos que es común ver a los adolescentes en la orilla del arroyo embriagándose o drogándose, inclusive prostituyendo a las jovencitas y eso es lamentable; pero no se puede atacar el problema porque luego califican de arbitrarios o injustos a los policías, quienes corren en riesgo de perder su empleo, tan escasos en la región.
