Un total de 44 comerciantes ambulantes que “toreaban” en las calles del Perímetro A del Centro Histórico fueron detenidos y remitidos a los juzgados cívicos 4 y 5 para sancionarlos por violar el bando de 1993 que prohíbe el comercio en la vía pública.
Así lo informó Héctor Serrano Cortés, director general de Programas Delegacionales y Reordenamiento de la Vía Pública del Distrito Federal, quien aseveró categórico que las autoridades capitalinas no serán tolerantes con aquellos comerciantes que violen el ordenamiento.
El funcionario agregó que la próxima semana se iniciará un operativo para verificar que todos aquellos comercios establecidos también liberen la vía pública y que toda la mercancía que la tengan expuesta fuera de su establecimiento sea retirada.
Por su parte, el secretario de Gobierno de la ciudad, José Ángel Ávila, aceptó que algunos comerciantes de los llamados “toreros” regresaron a las calles que habían sido liberadas el viernes pasado en el perímetro A del Centro Histórico, pero argumentó que se trató de casos aislados controlados de inmediato por el operativo policiaco.
Según su reporte, los “toreros” ocuparon por algunos minutos calles como Corregidora y avenida Pino Suárez, “pero fueron muy esporádicos, en total han sido seis o siete casos”, aseguró.
Dijo que ninguno de estos vendedores pertenece a alguna de las 66 organizaciones que pactaron su retiro de las calles. “Son absolutamente independientes”, señaló en referencia a estos “toreros”.
Renace el Centro
El Centro Histórico de la Ciudad de México resurgió el viernes. Por primera vez desde 1995 sus edificios antiguos, iglesias, museos, librerías, restaurantes y cantinas pudieron ser vistas y visitadas sin nada que estorbara la visión o el paso.
Peatones y vehículos circularon por donde hacía años no pasaban y el transporte público redujo significativamente sus tiempos de traslado.
Y es que desde del viernes no hay ambulantes en las calles de Palma, Moneda, Correo Mayor, Corregidora y en las aceras y plazas de los alrededores del Templo Mayor, la Catedral, el Colegio de San Ildefonso y el edificio de la SEP.
Los puestos fueron retirados desde el jueves por la noche, cuando cerraron las negociaciones entre el Gobierno del DF y los líderes de los comerciantes y la Policía capitalina ocupó la zona durante la madrugada.
Empresarios como Carlos Aguirre, dueño de la cantina El Cairo, aseguró que la presencia de los ambulantes los tenía hartos.
“Yo estoy a favor de que los retiren, esta gente ni siquiera es del barrio y sé que tienen necesidad, pero vea, nosotros también”, dijo.
Pedro Romano, gerente de Porrúa, una de las distribuidoras de libros con más tradición en el Centro, aseguró que el retiro es bueno para todos.
“Aquí en temporada fuerte se hacen unas filas enormes y cuando estaban los puestos allá afuera había ocasiones en que no escuchábamos lo que nos pedían de tan fuerte que ponían la música”, afirmó.
Sin embargo, la presencia de los ambulantes durante tantos años también dejó cicatrices.
Edificios históricos con graffiti, hoyos en las paredes, las banquetas y las vialidades, señalización rayada, ventanas rotas y “diablitos” de luz quedaron como recuerdo.
