La diabetes gestacional provoca que los bebés sean vulnerables a desequilibrios químicos como macrosomia, debido a la cual un pequeño nace más grande de lo normal.
EL UNIVERSAL
La amenaza de la diabetes gestacional no reconoce barreras, cualquier mujer puede sufrirla, pero es cierto que hay algunos factores que elevan los riesgos. Los antecedentes de diabetes en la familia, el haber dado a luz anteriormente a un bebé de gran tamaño o uno muerto e, incluso, a un niño con defectos congénitos, son signos de peligro.
Los médicos indican que el hecho de que el líquido amniótico sea elevado aumenta el riesgo, que se dispara igualmente en aquellas futuras madres que tienen más de 25 años. Y es que, explican: "Cuando una mujer está embarazada y los niveles de glucosa están alterados se da la intolerancia a la glucosa, que denuncian otros síntomas de diabetes, como son mucha sed, hambre y ganas de orinar, en embarazadas que no han sido diagnosticadas".
En la mayoría de los casos, todos estos síntomas desaparecen después del parto, pero las mujeres con este problema gestacional enfrentan mayor riesgo de desarrollar diabetes con la edad, especialmente si tienen sobrepeso antes del embarazo.
Números amargos
Este mal, de acuerdo con las estadísticas, afecta alrededor de 4% de las mujeres embarazadas. Y en Estados Unidos afecta a unas 130 mil personas cada año. Se diagnostica entre las semanas 24 y 28 del embarazo, después de que el cuerpo del bebé está formado.
Es una amenaza y debe ser detectada y tratada a tiempo, para evitar complicaciones tanto de la madre como del producto.
La diabetes gestacional provoca que los bebés sean vulnerables a desequilibrios químicos como macrosomia, debido a la cual un pequeño nace más grande de lo normal, ya que todos los nutrientes van directamente de la sangre de la madre, por lo que el feto convierte el excedente de glucosa en grasa. Aún cuando la progenitora tenga diabetes gestacional, el futuro bebé puede producir toda la insulina que necesita.
"La combinación de los niveles altos de glucosa de la madre y de los niveles altos de insulina en el feto da como resultado la formación de grandes depósitos de grasa, lo cual causa el crecimiento excesivo del feto ocasionándole problemas de salud, incluyendo lesión de los hombros al nacer", afirman.
Los bebés con exceso de insulina se convierten en niños que pueden padecer obesidad y posteriormente en adultos con riesgo de desarrollar diabetes tipo II.
La hipoglucemia es otra amenaza para los hijos de una mujer que sufre diabetes gestacional, y significa la presencia de bajos niveles de azúcar en la sangre después del parto.
Los médicos dicen que existen dos grupos de riesgo de desarrollar diabetes gestacional:
El bajo, formado por mujeres menores de 25 años, con peso corporal normal y sin antecedentes familiares de diabetes, intolerancia a la glucosa o alteraciones obstétricas.
El alto riesgo se da entre quienes viven con obesidad y antecedentes de diabetes gestacional, así como glucosa en la orina y familia diabética.
La prueba principal para el diagnóstico de diabetes gestacional es la de tolerancia oral a la glucosa, que se debe realizar entre las semanas 24 y 28 del embarazo.
Esta prueba consiste en dar a la paciente una carga oral de 100 gramos de glucosa y se realizan mediciones a la hora, dos horas y tres horas. Se necesitan cuando menos dos alteraciones en la sangre para hacer diagnóstico de diabetes gestacional.