Cerca del 70% de las amputaciones no-traumáticas de pie se debe a complicaciones infecciosas
por diabetes mellitus, estima el IMSS.
Una herida en el pie que se complicó con la falta de circulación y el tiempo perdido para acudir a recibir atención adecuada, llevaron a Gabriela Rodríguez al quirófano del que salió “derrotada” al ver que no tenía una parte de ella: su pierna.
Gabriela quien se desempeñaba como secretaria en una oficina gubernamental pasó a formar parte del 1% -de los 6.5 millones de mexicanos que se calcula padecen de diabetes- que sufren la amputación de uno de sus pies.
Después de cuatro meses de que perdió su pierna, ella lucha por reintegrarse a su vida normal y acude a la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación del Sur, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde comparte su misma historia con otros pacientes quienes sufrieron la amputación de una de sus extremidades inferiores a causa de la diabetes.
De acuerdo con cifras oficiales, de los 6.5 millones de personas que sufren de diabetes en México, 35 % ignora que sufre este mal, lo cual ocasiona una atención tardía y la aparición de diversas complicaciones, entre ellas, las que derivan en amputaciones.
Fernando Lavalle, director de la Clínica de Diabetes del hospital de la Universidad Autónoma de Nuevo León, advirtió que las personas diabéticas son más propensas a padecer la amputación de una o ambas extremidades, ya que sus pies en particular sufren cambios fisiológicos como la reducción de irrigación sanguínea, lo que genera pérdida de sensibilidad al dolor y una baja regeneración de las células epiteliales, “por lo que de sufrir una lesión, ésta puede avanzar sin que ellos se percaten y por consecuencia, sufrir la amputación parcial o total de sus piernas”, señaló.
Ejemplo de ello, fue lo ocurrido a Gabriela, a quien le diagnosticaron la diabetes desde hace 10 años. Ella reconoce que no le dio importancia a una raspadura que se hizo en una de sus piernas, pero conforme pasaron los días ésta se le fue empeorando, al grado que la herida ya olía muy mal, por lo que acudió de urgencia al médico, quien le notificó que era inminente una amputación. Esta situación, afirmó Lavalle, se pudo evitar tomando medidas de prevención y de higiene, ya que recordó que los pacientes diabéticos son más propensos a la aparición en sus pies de úlceras y hongos que pueden producir infecciones graves que deriven en una amputación.
Según reportes del IMSS, el 70% de las amputaciones no-traumáticas de pie se debe a complicaciones infecciosas por diabetes mellitus, originadas principalmente por falta o mal control médico de esta enfermedad cronicodegenerativa. Mientras que la Secretaría de Salud informa que en un año se amputaron 75 mil piernas en México.
Las personas con miembros amputados sufren una disminución severa en su calidad de vida y en su productividad laboral, además de las secuelas emocionales causadas por la pérdida de un pie o una pierna, según la Federación Mexicana de Diabetes.
Para Xavier Pi Sunyer, ex presidente de la Asociación Americana de la Diabetes, esta enfermedad ha colocado no sólo a México, sino a gran parte de los países del mundo, en una “emergencia real”, ya que cada día son más personas jóvenes, entre los 25 a los 40 años de edad, los que se suman al “tren de la diabetes”, lo que significa que “vivirán mucho tiempo con la enfermedad y con sus complicaciones, entre ellas, daño al riñón y al sistema nervioso, ceguera y pie diabético en donde una de cada tres pacientes termina en amputación”, dijo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) precisan que del total de amputaciones de las extremidades inferiores, entre 40% y 85% están relacionadas con la diabetes. Sin embargo, estas tasas de amputación podrían reducirse aplicando una estrategia de atención en que se combine la prevención, el tratamiento de úlceras, una vigilancia estrecha y la educación de las personas con diabetes y del personal de salud, establecen.
De acuerdo con información de esas organizaciones, la diabetes y sus numerosas complicaciones representan una importante pérdida económica para los países y para los sistemas de salud. En las naciones desarrolladas, por ejemplo, las complicaciones en los pies a causa de la diabetes consumen entre 15 y 25% de los recursos de salud pública. Actualmente viven en el mundo más de 170 millones de diabéticos, cifra que se duplicará para el año 2030, señala la OMS.
Se calcula que sólo una de cada 10 personas con miembros amputados se rehabilita y únicamente el 30% de los rehabilitados sabe usar adecuadamente sus aparatos y prótesis, las cuales son muy costosas, en México pueden costar hasta 110 mil pesos.
Gabriela es de las pocas afortunadas que ha tenido una rehabilitación después de que le amputaran su pierna; sin embargo, no ha tenido esa misma fortuna para adquirir su prótesis. “Debo juntar mínimo 70 mil pesos, que es la cotización más baja que me han hecho, pero no podré obtener esa cantidad”.
, confiesa la mujer quien para trasladarse de su domicilio en el centro de la Ciudad de México a la Unidad Médica ubicada en el sur, en Calzada del Hueso, paga hasta 140 pesos en taxis cada vez que va.
Por fortuna, dice, conoció a Luisa, quien también es diabética y asiste a las sesiones de rehabilitación con ella. Luisa y Gabriela casualmente son vecinas y ambas se sometieron a una amputación hace menos de medio año. Ahora las dos comparten los gastos del transporte.
Sin embargo, señalan que difícilmente los taxistas las quieren llevar, pues “no les gusta, no les conviene, o se les hace pesado cargar con dos mujeres que no tienen una pierna y que además llevan silla de ruedas”.
Las dos se animan mutuamente y coinciden en que no deben aceptar que nada les ponga obstáculos ante su reciente incapacidad física. Lo que quieren, dicen, es no mirar hacia atrás, sino hacia delante.
Como ellas, son varias las personas diabéticas que fueron amputadas y que viven preocupados por no tener los recursos económicos suficientes para adquirir una prótesis, por ejemplo, Miguel Ángel Acosta, Juana Espinosa, José Ignacio y Jesús Elías.
