Sasha (Archivo)
México, DF.- La intérprete mexicana Sasha Sökol, quien actualmente ofrece una gira con el grupo Timbiriche con motivo de su 25 aniversario, confiesa que está en la mejor etapa de su vida, pues se siente más fuerte física y emocionalmente que en años anteriores, al mismo tiempo que continúa con su faceta altruista.
En entrevista para la revista InStyle, la cantante declaró que desde hace años el diez por ciento de sus ganancias lo ha donado a un fideicomiso para la salud de los niños indígenas. “Lo que ahora hacemos en Timbiriche es donar mil 500 alimentos diarios y material escolar a Chenaló, donde están los desplazados de Acteal”.
La cantante ha realizado actividades altruistas en Greenpeace y Oxfam, donde actualmente apoya a los campesinos al repartir postales con información en los conciertos de Timbiriche para juntar firmas y presionar al Gobierno. También trabaja con el grupo en una campaña sobre la importancia de la donación de órganos para salvar vidas.
Sasha disfruta mucho su soledad, tiempo que concede al yoga, la literatura y la música. Es amante de la ópera, “yo creo que de haber nacido con esa tesitura me hubiera dedicado totalmente a ella”, dijo.
Una forma que encontró para estar cerca de este espectáculo fue aceptar una invitación del Festival del Centro Histórico para narrar La Flauta Mágica de Mozart y El Anillo del Nibelungo de Wagner.
Además, cuando vivía en Nueva York compraba sus bonos en el Lincoln Center y viajaba a ver puestas en Milán, París y Nápoles.
La intérprete de Serás el Aire describe su más reciente producción discográfica titulada Por un Amor como un disco muy personal, el cual promocionó principalmente en España. “Al estar lejos de México y haber tenido experiencias de amor y desamor me acerqué a la música mexicana tradicional de manera muy fuerte”, dijo.
Sasha agregó que ofrecer diez conciertos en el Auditorio Nacional y hacer una gira con Timbiriche, “me nutre de una manera, pero tocar en el Guggenheim, en un castillo en Cannes o en el Festival de Música de San Sebastián en distinto. Voy y vengo, y me gusta porque soy bastante gitana; no soy un ser estacionario”.
A sus 37 años, uno de sus más recientes aprendizajes tuvo que ver con soltar el control. “Una vez que haces tu mejor esfuerzo hay que soltar y confiar. Cuando quiero controlar el resultado de las cosas me angustio muchísimo y tiendo a hacer sufrir a las personas que están cerca”, declaró. “La experiencia no tiene que ver con los años sino en como estés a esa edad. A los 27 tuve una época de lucidez tremenda, de congruencia absoluta, tuve la capacidad de vivir maravillosamente bien. Y de pronto los 29 fueron pésimos para mí, no fue la mejor época, no fue la más honesta, pero a los 32 años me recuperé”.
Cinco años después, Sasha confía en lo que es y de lo que la vida y la felicidad son para ella. Le gusta practicar el yoga y sigue tendencias de bienestar, y aunque no es estricta en su alimentación se le antojan cosas sanas. Escucha a su cuerpo, no es vegetariana, pero sí de intención orgánica totalmente.