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Dicen no al narcocorrido

Solistas y grupos prefieren dejar de interpretar temas polémicos, por la ola de violencia que hubo en los últimos meses.

El Universal

MÉXICO, DF.- El tema A Mis Enemigos, del cantante sinaloense Valentín Elizalde, no tenía dedicatoria especial. ?El autor llegó al estudio y la compuso ahí, de volada, pero pensando en otros cantantes que envidiaban que fuera exitoso?, relata una persona cercana al Gallo de Oro. Dicen que esa canción le costó la vida.

Aunque hay quienes buscan al sucesor de Elizalde, la tendencia ahora es que cantantes de banda y norteñas optan por dejar de interpretar narcocorridos, por temor a la ola de violencia que se generó en los últimos meses. El mismo promotor asegura que los intérpretes noveles cantan narcocorridos para llamar la atención e ingresar al mercado estadounidense, aunque después los dejan.

El fenómeno no es exclusivo de los jóvenes. En los discos de artistas que gozan de reconocimiento como Banda El Recodo, Sergio Vega El Shaka, Lupillo Rivera, El Chapo de Sinaloa, La Arrolladora Banda El Limón y Los Tucanes de Tijuana hay varios corridos ?pesados?, ?prohibidos? o ?de alto voltaje?, como los definen, para evitar referencias al término narcocorrido, que poco a poco han ido perdiendo terreno frente a las baladas rancheras o las cumbias.

En entrevista, el año pasado El Chapo de Sinaloa confesaba: ?Me inicié grabando corridos ?pesados?; quería entrar al público, pero no se me puede juzgar por la apariencia, menos por mi apodo, porque soy un tipo muy romántico?, explicaba el cantante.

En alguna ocasión, Julio Preciado prometió no volver a cantar corridos, varios de ellos grabados con El Recodo, por respeto a sus hijos. Los ojos del mundo grupero están en los hermanos de Valentín Elizalde, Francisco ?El Chico? y Jesús ?El Flaco? Elizalde, para cargarles la responsabilidad de continuar su labor de difusión del género, del cual el Gallo de Oro también se había apartado para cantar cumbias, rancheras y temas divertidos.

?La gente no sabe; no queremos acaparar el lugar de Valentín. ?El Flaco? y yo tenemos nuestro nombre, pero es más difícil, porque van a decir: ?Se parecen a él? y nosotros ya tenemos tiempo en esto?, señala ?El Chico? Elizalde.

Jesús ?El Flaco? Elizalde insiste en que la muerte de su hermano no fue por cantar A Mis Enemigos; por eso no dejará de interpretar corridos, sólo excluirá de su repertorio las historias que tengan que ver con violencia física.

?La mayoría de las veces escogemos las canciones por la tonada y la música, y pienso que no dejaremos de cantar corridos, porque nosotros metemos entre corridos viejitos los de caballos, de mujeres, corridos que no tienen que ver con tráfico de drogas y muerte, y no creo que por eso dejemos de grabarlos, porque no son con la intención de ofender a alguien.?

Viven en el anonimato

La clandestinidad de los cantantes de corridos es, prácticamente, una norma. La mayoría de los intérpretes del género se mantienen en el anonimato y dedican su trabajo sólo a fiestas privadas.

Algunos se han vuelto míticos, como es el caso de Los Dareyes de la Sierra, del cantautor José Darey Castro, quien sobrevivió a una emboscada en la cual perdieron la vida uno de sus músicos y dos técnicos.

Hoy en día vive en estado de alerta. ?Al apreciar algún movimiento sospechoso, se despide y sale corriendo?, relata un promotor de grupos norteños.

El narcocorrido está tan arraigado en sitios como Sinaloa, que se ha vuelto parte de la vida cotidiana de sus habitantes.

Leonidas Alfaro, autor de los libros Tierra Blanca y La maldición de Malverde, que tocan el tema del tráfico de drogas, señala que en ciudades como Mazatlán y Culiacán ?el narcocorrido se impuso, se oye en todos lados?, apunta.

Juan Manuel Valenzuela, investigador del Colegio de la Frontera en Tijuana y autor del libro Jefe de jefes: Corridos y narcocultura en México, explica que el fenómeno de la música popular ha crecido de una manera significativa.

?La onda grupera se convirtió en uno de los grandes fenómenos musicales?, aunque refiere que esto no se debe a las temáticas de narcotráfico, sino al ritmo del sonido norteño, la banda y la cumbia.

Antes de la muerte de Valentín Elizalde, Mario Quintero, cantante de Los Tucanes de Tijuana, aseguraba que los corridos no son causa, sino consecuencia de la problemática. ?Combatir los corridos no es combatir la violencia. Queremos ser personas responsables y no contradecir a las autoridades, pero no vamos a permitir que quieran acabar con nuestro trabajo porque quieren decirle a la gente que hacen algo?.

Los Tucanes de Tijuana son considerados los detonadores de la nueva ola de corridos gracias a temas como Mis Tres Animales y La Piñata, éxitos a finales de los años 90. En la idea planteada por Quintero coincide el investigador Juan Manuel Valenzuela.

?El problema es tan grave que, pensar que prohibiendo los narcocorridos se hace algo, es falso. Una parte importante de los narcocorridos son trabajos que sentencian y previenen para que la gente no ingrese al narcomundo por eso hay desenlaces fallidos, de muerte, cárcel?, explica.

?Lo que se observa es la capacidad sobre la vida y la muerte asociada que tienen los narcotraficantes, que pueden matar porque no les gusta la canción, les cayó mal el cantante o la malinterpretaron la letra. Lo que estamos viendo es una impunidad para decidir sobre la vida de las personas que tiene el narco?, señala el investigador, quien subraya que la impunidad ha llegado a límites ?donde saben que tomar la vida de las personas no va a pasar absolutamente nada? señala Valenzuela y si los corridos adquieren relevancia es porque el problema de fondo, no es atacado.

?El Flaco? Elizalde acepta que interpretar corridos puede afectar a algunas personas o grupos. ?Uno no sabe cuánto llegue a afectar pero tratamos sólo de llevar la música que le gusta al pueblo?, explica como negativa respecto a que haya otra intención al elegir los temas que canta.

Leonidas Alfaro señala que en Sinaloa existen intérpretes que ?por encargo? realizan corridos que van de tres mil a 15 mil dólares. ?Baltasar Díaz se mandaba a hacer corridos, se hizo dos o tres?, recuerda y a su muerte se escribió Se les Peló Baltasar, que Valentín Elizalde integró a su repertorio al igual que K-Paz de la Sierra.

Atrapados por el pánico

La muerte de Valentín Elizalde sacó a la luz a Beto Quintanilla, cantante con 28 años de carrera, entregado por entero a los corridos, quien fue mencionado en una supuesta lista negra de grupos delictivos. Antes de ese momento el cantante se dedicaba a trabajar en ferias de pueblo y en el sur de Estados Unidos, donde la mayoría de los cantantes de corridos desarrollan sus carreras, al igual que Gonzalo Peña, La Pantera del Corrido, autor de un corrido a Elizalde.

El nombre de Los Originales de San Juan también salió a la luz hace unos días, por la muerte de su bajista por un problema cardiaco. Durante 18 años han cantado corridos ?pesados?, donde hablan del orgullo de ?ser michoacano? (a pesar de ser jaliscienses), violencia y tráfico de drogas. El grupo encabezado por Jesús Chávez es un frecuente líder de las listas de popularidad en la revista Billboard, mientras en México ninguno de sus temas suele aparecer en las estaciones de radio.

Un caso similar viven Los Razos, quienes con la contraparte de Los Originales, con quienes han protagonizado dimes y diretes a través de canciones subidas de tono. Liderados por el michoacano Sacramento Ramírez, el grupo inició su carrera en 1985 en el estilo norteño. El lenguaje explícito de sus temas les ha impedido éxito comercial en México.

Promotores de música grupera señalan que la nueva popularidad del corrido puede sacar del anonimato a cantantes jóvenes como Julio Chairez, quien tiene en su repertorio algunos corridos, aunque su carrera está basada en otro tipo de temas. Incluso se habla del As de la Sierra y El Halcón de la Sierra, considerados seguidores de la tradición de Chalino Sánchez, fallecido en 1992 por supuestos vínculos con el narcotráfico. Luis Cedeño de la emisora de Morelia, A Toda Máquina, considera que en el estado de Michoacán destacan Beto y sus Canarios en el género, ?tienen arrastre, pero se conocen más por otras canciones que por los corridos?, aseguran.

?Muchos van a salir a quererse colgar de esto para buscar la fama?, apunta Hugo González, director de programación de la emisora La Poderosa, de León, Guanajuato, quien asegura haber recibido ya ocho corridos de Valentín Elizalde de artistas desconocidos.

?En Estados Unidos hay muchos artistas, allá empiezan, cualquiera que grabe un corrido y ?pegue? ya la hizo, como Los Huracanes del Norte, Los Rieleros del Norte, hay muchos que están ahí, en fiestas particulares y no buscan los profesional, con lo que ganan ahí se conforman?, explica González.

Pero el ambiente grupero se ha metido en una espiral de pánico y paranoia muy especial ?Muchos artistas se están absteniendo de tocar (corridos), el miedo es canijo?, señala un promotor de cantantes, que prefiere no ser mencionado, ?no vaya a ser?. (FDG)

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