Mr. Rick Rubin
Rick Rubin es un neoyorkino de 43 años, regordete y con barba larga estilo ZZ Top pero sin cuidar y ya medio canosa, pudiendo pasar esta persona tranquilamente como personaje de película de Robert Rodríguez. Este aspecto de cuarentón freak es ni más ni menos que del productor musical más importante para la industria discográfica pop desde Phill Spector, y cuando digo pop, créanme que hablo en toda la extensión de la palabra.
Empezó a hacerse notar hace más de 20 años siendo DJ de los Beastie Boys, siendo al parecer otro white guy que le quería hacer al hip hop a mediados de los 80, (1986 para ser precisos) pero con la gran diferencia que desde un principio se noto en los Beastie un hip hop igual de divertido pero más propositivo que el promedio, sin entrar todavía a la protesta, debido a que su productor musical era su mismísimo DJ, Rick Rubin, que igualmente trabajaba con Run DMC, el otro gran trío consagrado del hip hop, sin contar que LL Cool J y el ya habían hecho mancuerna en el estudio de grabación en 1985.
Entonces… ¿Qué teníamos aquí? Pensarían las casas discográficas en aquellos años y se responderían que al que sería probablemente un gran productor de hip hop, con una propuesta rica en matices para el género y que al ser judío en un mundo de negros era más que nada el agregado de un elemento chic.
Lo curioso es que para ese 1986 sale al mercado un álbum visceral y trascendental para la cultura y la historia de un género que es simplemente lo opuesto, o por lo menos se pensaba en esos años, al mundo del rap, es decir, el rock, ¿pero cual clase de rock?, al más inaccesible para las buenas conciencias, el trash metal, refiriéndome específicamente a Slayer en su placa “Reign in Blood”, producida por Rick Rubin.
¿Cómo era posible que un muchacho que inicia sus años 20 tuviera la visión y la capacidad para proponer y revolucionar no un genero, si no dos y tan diversos? Esto tan sólo era el principio, los siguientes cinco años sigue trabajando con Slayer (de hecho hasta la actualidad) y reconstruyendo el famoso Walk This Way de Aerosmith fusionándolo al sonido de Run DMC, que en lo personal se me hace muy sosa y muy inferior a Bring the Noise de Ántrax y Run DMC, pero bueno, eran los comienzos de ese híbrido llamado nu metal.
El punto es que para 1991 los Red Hot Chilli Peppers se encierran en una casa embrujada, y prefieren que su imaginación de rock and roll funk la canalice Rick Rubin, trayendo como resultado esa maravilla de 17 emotivas y eclécticas canciones titulado Blood Sugar Sex Magik.
Cuál sería el siguiente paso, un músico visionario 50 años más viejo que él, Johnny Cash, con el cual trabajó hasta su fallecimiento y con quien sintió una gran afinidad. Trabajó también en los 90 con el rock tradicional de cantautores, como Donovan y el genial Tom Petty, el Hard Rock de AC/DC y el sonido entre metal, rap y alternativo de Rage Against the Machine y System of a Down. Ya para este 2007 parece ser que su trabajo está en voga más que nunca, ya que produjo el que para muchos críticos fue el mejor álbum de 2006, Take the Long Way, de Dixie Chicks.
Así tenemos a un Rick Rubin que produce canciones como 99 Problems para Jay-Z, se encarga de la producción ejecutiva de los dos volúmenes del Fijación Oral de Shakira, le marca el camino a Justin Timberlake o busca revitalizar a Metallica y a U2. Así pues Rick Rubin parece ser en la actualidad el camino a seguir para los músicos de Trash, Hip Hop, Rock, Country y Pop para que estos mismos presuman que ya no desean hacer su misma música una y otra vez en cada disco, ya que al contratar a Rubin es como estar avalado a una Norma de ISO 9000, en donde el músico o la banda pretende llegar al siguiente nivel, cosa que Rick Rubin no siempre logra. luisdemetriomoreno@hotmail.com