Tras una década en el poder, el primer ministro británico, Tony Blair, dejará el cargo en cuanto sea elegido el nuevo líder del Partido Laborista. (EFE)
Tony Blair dijo ayer que renunciará como primer ministro el 27 de junio, tras una década en el poder en la que logró la paz en Irlanda del Norte y se unió a Estados Unidos en las guerras de Afganistán e Irak.
“He sido primer ministro de este país por más de diez años”, declaró Blair a sus partidarios en su distrito parlamentario de Sedgefield. “En este puesto, en el mundo de hoy, creo que es un tiempo suficiente para mí, pero especialmente para el país”.
Blair dejará su puesto en cuanto sea elegido el nuevo líder del Partido Laborista.
Se espera que el jefe del Tesoro británico Gordon Brown, quien ha sido un aliado de Blair en las reformas del Partido Laborista y a veces un rival en el Gobierno, sea elegido sin dificultades como el nuevo líder partidario y se convierta en el próximo primer ministro.
El laborismo y la nación habían estado esperando el anuncio durante casi tres años, desde que el primer ministro expresó en 2004 que su tercer mandato sería el último.
Haciendo un balance de su desempeño, Blair expresó a sus partidarios: “Con la mano en el corazón, les juro: hice lo que pensé que era correcto”.
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, fue correcto, dijo Blair, “permanecer al lado de nuestro aliado más antiguo y luego en Irak y lo hice por convicción”.
“Fue así que entramos en Afganistán y luego en Irak, esta última algo más controversial... Y quitar a Saddam y a sus hijos del poder, al igual que al Talibán, fue relativamente fácil. Pero el contragolpe desde entonces, con el terrorismo global y esos elementos que lo apoyan, ha sido virulento, implacable y costoso”, indicó.
Blair expresó: “Tal vez me equivoqué, eso lo dirán ustedes ... pero hice lo que pensé que era correcto para mi país”.
Gordon Brown, primer ministro a la espera
Gordon Brown, ministro del Tesoro, será el sucesor de Blair. Las primarias de las próximas semanas serán una pantomima porque no tiene rival. Los únicos que quieren disputarle el puesto son dos diputados del ala izquierda del Partido Laborista, John McDonnell y Michael Meacher, que no tienen ninguna posibilidad de ganar y sólo aspiran a utilizar las casi siete semanas de primarias para suscitar un debate sobre el rumbo del partido. El equipo de Brown anunció ayer que tiene ya el apoyo de 271 de los 355 diputados laboristas
En paralelo se celebrará la elección para el cargo de segundo líder que ahora ejerce John Prescott. Hay ya seis candidatos -Hilary Benn, Hazle Blears, Jon Crudas, Peter Hain, Harriet Harman y Alan Jonson- pero está por ver quiénes conseguirán las firmas necesarias. La ejecutiva laborista anunciará el domingo el formato y fechas de las primarias.
El principal problema de Brown, de 56 años, pero desde hace diez en el Gobierno, será ofrecer una imagen de cambio que compita con la renovación que representa el dinámico David Cameron, de 40 años, un desconocido para el público cuando fue elegido líder del Partido Conservador en diciembre de 2005.
Las cosas poco pueden cambiar con Brown en política económica porque es él quien ha controlado la economía británica con mano de hierro desde 1997. Tan o más pro americano que Blair, se esforzará por guardar distancias con George W. Bush sin que eso suponga una afrenta a Estados Unidos.