En el programa del Promaf se pretenden obtener rendimientos de hasta una tonelada por hectárea.
El Programa para Maíz y Frijol (Promaf) está diseñado para zonas altamente productivas y para productores que realmente quieran sobresalir en sus cosechas; sin embargo, para tal efecto, éstos deberán, primero, ser elegibles por los Centros de Apoyo al Desarrollo Rural (Cader) o Distritos de Desarrollo Rural.
Según lo informó Salvador Preciado Ramírez, gerente del Fideicomiso de Riesgo Compartido (Firco), los 147 millones de pesos que hay de techo financiero para ofrecer las garantías líquidas en Durango apenas cubrirán un 20 por ciento de las necesidades en superficie de lo que se siembra en maíz y frijol en el estado de Durango.
Lo anterior se debe a que los recursos están destinados solamente a los productores que se encuentran en zonas de alto rendimiento tanto de maíz como de frijol. “Quien diga que es un programa por el que les van a dar fertilizante o semilla, está equivocado y les está mintiendo a los productores”, dijo al manifestar que han existido casos donde algunos líderes de organizaciones campesinas así lo han entendido, pero no es de esa forma.
Expuso que lo que tienen que entender los productores es que el Promaf no les va a dar nada, ni tampoco es un programa para semilla ni fertilizantes, sino que es un plan muy ambicioso con el que se pretende facilitar el crédito a los pequeños productores.
El funcionario manifestó que el primer paso es que el Distrito de Desarrollo Rural y los Cader son los que decidirán quiénes son los productores elegibles para el Promaf: que hayan sembrado el año pasado maíz o frijol, que sean productores, que apliquen un paquete tecnológico y que estén dispuestos a formar un fondo de garantía, principalmente.
En este sentido, el funcionario expuso que para tal efecto es muy importante apoyar a los productores que realmente lo son en maíz y frijol, mientras que por otro lado el agricultor tiene que estar consciente de que tendrá que aplicar un paquete tecnológico al cultivo, como por ejemplo, técnicas de pileteo, aplicación de fertilizante y utilización de semilla mejorada.
Salvador Preciado explicó que con este programa se pretende capitalizar a los productores. Primero, una vez que se elige al productor, éstos necesitan conseguir quién les financie. Para tal efecto, deben conseguir un dispersor de crédito y un agente técnico que les ayudará a formar el proyecto, que posteriormente tendrán que presentar ante Firco.
Por cada hectárea habrá mil 200 pesos de fondo de garantía y 800 pesos más que serán del productor, pero que la dispersora de crédito le prestará al agricultor a través de los recursos que otorgará tanto el organismo denominado Fideicomisos Instituidos con Relación a la Agricultura (FIRA), así como Financiera Rural. Según Firco, el paquete tecnológico tiene un costo de dos mil 400 pesos por hectárea, pero que será totalmente financiable por el campesino con los resultados que se esperan.
El funcionario indicó que lo más importante es que el productor podrá continuar enriqueciendo este fondo de garantía en los próximos años, a través del Fondo Nacional Mutualista, que es el proyecto del Gobierno Federal en una segunda etapa.
Detalles
Paquete tecnológico que el productor deberá aplicar obligadamente para maíz y frijol
· Para frijol debe sembrar por lo menos 35 kilogramos de semilla mejorada por hectárea.
· Tendrá que aplicar 150 kilogramos de fertilizante de superfosfato de calcio triple (sal negra) por hectárea.
· Deberá aplicar técnicas de pileteo (cosechas de agua y que es una condición para que el fertilizante pueda funcionar).
· Hay la meta de llegar a 80 mil hectáreas de frijol con un promedio de producción de una tonelada de frijol por hectárea.
En el maíz blanco
· Deberá sembrarse semilla tolerante a la sequía.
· Deberán aplicarse técnicas de pileteo.
· Tendrán que aplicarse 100 kilogramos de superfosfato de calcio triple y 100 de urea.
· Tendrán que obtenerse por lo menos dos toneladas por hectárea.
Nota: También hay un esquema para maíz forrajero.
Fuente: Fideicomiso de Riesgo Compartido.
