La música y la espiritualidad van de la mano, y el mal o bien necesario, depende de cómo se quiera ver, que son las religiones, manifiestan su fe por el rezo y el canto. Al inicio de la humanidad la música y la danza eran considerados medios mágicos para conseguir una buena cosecha, ganar batallas o erradicar una epidemia que afectara a una comunidad, así que sólo los sacerdotes tenían el derecho de ejecutar la música para ciertos rituales.
¿Pero por qué tal relación?, tan sencillo como que la música, es decir su ritmo e intensidad, es un medio natural para llegar a un éxtasis, y que por lo tanto los primeros hombres, al no saber todavía que la música afecta las ondas cerebrales, creían que por ella llegaban a un mundo de espíritus o dioses.
Ahora bien, es difícil pensar que la base de la música occidental por prácticamente mil años, es decir durante la edad media, se basó en los “salmos” e “himnos”, siendo los primeros cantos de origen hebreo con letra tomada del Antiguo Testamento, y los segundos canciones de alabanza de origen griego.
De la tradición de los rituales católicos vendría las Antífonas, en donde participan dos coros, o un coro y un solista, en donde uno le responde al otro, y en lo que personalmente me es fascinante, destaco el Canto Gregoriano, nombrado así en honor a San Gregorio, que tradicionalmente cumplía la función de ser melodías propias para cada uno de los cantos litúrgicos. Tenemos que considerar que el canto gregoriano sirve como base de la música popular que iniciaría en Europa por el año del 1300. Pero aun antes de llegar a este punto de la historia, es de destacar que el nombramiento de las notas musicales que manejamos en occidente, es decir, el tradicional Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, se lo debemos al italiano Guido D’Arezzo, que en 1024, al entonar un himno a San Juan observo que la primera sílaba del inicio de cada oración que componía tal canto empezaba un grado de escala más arriba del anterior, provocando un sonido en particular.
Así pues, siendo la tercera estrofa de este canto Mira Gestorum, la tercera nota se quedó como Mi. Ya dentro de la llamada música clásica, como le solemos decir a toda la música de cámara o de orquesta los que no sabemos del género, sin importar que provenga de la era del barroco o del romanticismo, encontramos que varios de esos llamados actualmente grandes compositores, creaban infinidad de piezas católicas dedicadas a algún santo, a Dios, al la Virgen o a Jesús.
Sebastián Bach compuso La Pasión Según San Juan y La Pasión Según San Mateo, aunque las escribió por encargo porque Bach era protestante. Haendel escribe el oratorio llamado El Mesías, Mozart compone su propio Réquiem, que es una música de la llamada misa y que se ejecuta para un difunto. Es de destacar que en fechas recientes la Camerata de Coahuila interpretó Las Últimas Siete Palabras de Cristo de Haydn.
Ya en el Siglo XX, en su manifestación musical más popular dentro de la cultura occidental que es el rock, las religiones judeocristianos que rechazaron en un principio al mismo por considerarla inmoral y antirreligiosa, con el paso de los años, sobre todo en el cristianismo, el rock-pop y la religión prácticamente se abrazaron surgiendo una gran infinidad de bandas e intérpretes que independientemente del contenido obviamente cristiano de las letras, forjaron músicos que son auténticos maestros de la ejecución y crearon música de un rock o pop de altísima calidad.
Así a más de uno nos ha pasado que creemos descubrir un excelente grupo de rock para darnos cuenta mucho tiempo después que no los vamos a ver en una gran disquera por ser cristianos, cosa que ni nos pasaba por la cabeza, aunque quién sabe, porque como ejemplo contrario tenemos a los californianos cristianos de Nu-metal llamados P.O.D.
También no hay que olvidar del nuevo surgimiento del hip hop religioso, que en su mayoría proviene del cristianismo. luisdemetriomoreno@hotmail.com