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Disfrutando del Sonido

Luis Demetrio Moreno Calvillo

No tan tarde Norah

Norah Jones apareció en el mapa musical en el año 2002 interpretando canciones de sentimiento soul y pop acústico, acompañada de su piano y de una voz que maneja un mood sensible, muy particular, como de nostalgia por algo que no es o ya no fue.

Come Away With Me es su primer disco, teniendo como portada el rostro de un bello ángel de 23 años que sólo desea darle voz a compositores de Folk como sus amigos Jesse Haris y Lee Alexander, o rendir tributo a Hank Williams.

El éxito fue inmediato con sencillos como Don’t Know Why y Feeling the Same Way. En ese entonces parecía ser que la gente ya no quería escuchar rock o hip hop, electrónica o jazz de fusión, como si en los últimos años los seres humanos sólo quisieran sentarse y perderse en sus propios pensamientos, tal vez por eso Norah Jones cayó tan bien en ese 2002.

Hija de Ravi Shankar, jamás se identificó con su padre, para ella su familia era su madre y la vieja abuela con sus discos de Bill Evans y la voz de Billie Holiday.

Nacida en Nueva York creció en Texas rodeada de la música country de Willie Nelson, para luego a los 20 años regresar a la ciudad de la quinta avenida y los rascacielos en donde los bares de soul y jazz fueron su nueva casa, cantando y tocando como toda bohemia neoyorquina, es decir, por solamente una propina, contraria al glamour y el misticismo de su padre así como el virtuosismo y el Londres de su media hermana Anoushka Shankar (quien sí lleva el apellido del papá).

Para el 2004 Norah Jones lanza su segundo álbum Feels Like Home, en donde la cantante no se resquebraja con un disco menor, al contrario, a pesar de seguir la misma fórmula de piezas intimistas que parece ser interpretadas nada más para los amigos, por alguna razón misteriosa se disfruta más que el primero.

Para este 2007 Norah Jones ahora sí da la sorpresa, no porque abandone de alguna forma su estilo de canto y de tocar el piano, sino todo lo contrario, ya que su tercer álbum, Not to Late, nos presenta una Norah Jones todavía más íntima, si esto era posible, con música más oscura y canciones propias, aunque varias de ellas en coautoría con Lee Alexander.

Es notorio que el disco ya no cuenta con la producción de Arif Mardin, su productor de cabecera y quien falleciera el año pasado, lo cual contribuye a que Not to Late suene ríspido, como si le faltara aceite, y sobre todo crudo, muy crudo, lo que produce críticas divididas y nos crea la duda de que si Lee Alexander, que también aquí se avienta la chamba de productor, y Norah Jones, tenían esa intención.

Lo que sí nos queda claro es que Norah Jones siempre va a tocar y a componer la misma música, no le importa lo cambios de imagen ni musicales como a Joss Stone o y si el mundo vuelve a preferir el rock o la electrónica alejándose de sus propios pensamientos, o si deja de vender diez millones de copias en promedio por disco, ya que, repito, parece ser que sólo canta para ella y sus amigos, y así será por siempre, con fama o sin ella.

disfrutandodelsonido.blogspot.com

luisdemetriomoreno@hotmail.com

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